La madre de Lyla, la bebé prematura quien nació en la semana 21 y pesó menos de una libra, reveló que tuvo que rogarle a los médicos para que la resucitaran durante el complicado alumbramiento.
Cuatro años después de su sorprendente pelea por la vida, Lyla ya creció y es una niña feliz y saludable.
Al nacer, la bebé Lyla Stensrud pesó menos de una libra en julio de 2014. Los médicos, al saber que era prematura señalaron que no era recomendable resucitar a la bebé, siendo que tienen una tasa de supervivencia baja.
Fue entonces cuando el pediatra de Courtney, después de dar a luz, le dijo que no la resucitara. Sin hacerle caso, luchó por su hija Lyla, y sobrevivió. Ahora es la primera bebé prematura que sobrevive.
Courtney mencionó que se sintió mal cuando tenía 21 semanas y cuatro días de embarazo y fue al baño."Algo no se sentía bien, así que me agaché y (el bebé) me agarró el dedo. Por suerte, mi obstetra y ginecólogo estuvo de guardia esa noche, así que me apresuraron a dar a luz y en 10 minutos nació".
"Tenía 20 semanas y media de embarazo y me desperté con un charco de sangre. Me apresuré a regresar a la sala de emergencias y como tenía más de 20 semanas, me enviaron a la sala de clasificación. Si yo estuviera debajo de las semanas, me habrían admitido en la sala de emergencias y mi hija no estaría viva hoy" declaró Courtney.
El caso de Lyla sorprendió a los médicos, ya que han pasado cuatro años y parece ser que es una niña feliz y normal. Mientras que Courtney habló por primera vez de dar a luz y compartió fotografías.
Lyla nació en julio de 2014 con un peso de 410 gramos (14.4 onzas) solo dos onzas más que una lata de refresco estándar de 12 onzas y 10 pulgadas de largo, aproximadamente la longitud de un sobre.
Courtney dijo que interactúa bien con los niños de su edad, pero tiene un retraso en el habla. Aparentemente el único signo que quedó de su nacimiento prematuro de Lyla.
Los nacimientos prematuros en los EEUU Aumentaron por tercer año consecutivo, después de casi una década de declive de 2007 y 2014. Según un informe de noviembre de March of Dimes (organización estadounidense sin fines de lucro que trabaja para mejorar la salud de las mamás y los bebés).
Casi uno de cada 10 bebés en los Estados Unidos nace prematuramente. Se le considera ya un parto prematuro si el bebé llega al menos tres semanas antes o antes de las 37 semanas de embarazo. Se dice que sufren un mayor riesgo de problemas respiratorios, problemas de alimentación y son más susceptibles a contraer infecciones.
Entre las causas por las que una mujer pueda aumentar el riesgo de tener un bebé prematuro es por haber tenido anteriormente un parto previo, que tenga embarazo con mellizos o trillizos, un intervalo de menos de seis meses entre embarazos, obesidad e hipertensión.
Courtney de 36 años, que vive en San Antonio, no presentó ninguno de los factores de riesgo conocidos en su embarazo anterior, con su hijo Hayden, ahora de cinco años. Se desarrolló tan bien que su segundo embarazo no se consideró de alto riesgo hasta su ecografía de 20 semanas, cuando su ginecólogo la examinó y descubrió que su cuello uterino medía dos centímetros y medio Dilatado, algo que no ocurre hasta el noveno mes de embarazo.
Un estudio de 2015 publicado en la revista "The American Medical Association" descubrió que las tasas de supervivencia de los bebés prematuros han aumentado entre cinco y nueve por ciento en las últimas tres décadas debido a las mejoras en la atención neonatal.
Los bebés nacidos entre las 22 y las 23 semanas de gestación tienen alrededor de un 75% de posibilidades de supervivencia sin deterioro grave.
Los bebés que nacen a las 22 semanas tienen aproximadamente un 23 % de sobrevivientes, y dos tercios de los sobrevivientes no tienen un deterioro grave del desarrollo neurológico.
El Dr. Ahmad señaló en el informe del caso que es necesario realizar más investigaciones sobre la supervivencia de los bebés nacidos antes de las 22 semanas. "Aquellos que no están familiarizados con los bebés prematuros pueden pensar que la mayoría o todos lo harían muy bien en este caso", confesó.
Lyla estuvo en ventilación mecánica durante 56 días, los médicos trataron de extubarla dos veces y fracasaron. Pero lo lograron por tercera vez y se graduó con una cánula nasal.
Courtney dice que, aunque su hija necesitaba atención prolongada, Lyla tenía tres principales problemas de salud que enfrentaba: enfermedad pulmonar crónica, tenía que tomar líquidos por vía intravenosa hasta que pudiera comenzar la alimentación con leche y la retinopatía del prematuro en etapa temprana.
Finalmente, después de 126 días, con un peso de cinco libras y ocho onzas, Courtney y su esposo Paul pudieron llevar a su hija a casa. Lyla no ha desarrollado ninguna discapacidad auditiva o visual ni parálisis cerebral, que los bebés prematuros tienen.
La niña de cuatro años de San Antonio, Texas, ahora está prosperando, demora al hablar, pero es común este tipo de problemas en los bebés prematuros, debido a las lesiones del cerebro.
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