Donald Trump y todos los ex presidentes vivos de Estados Unidos asistieron este miércoles al funeral de Estado de George H. W. Bush, elogiado desde su muerte a los 94 años como una figura que superó las líneas partidistas de un país que hoy se encuentra dividido.
La ceremonia coronó tres días de homenajes por parte de mandatarios y ciudadanos de a pie al presidente republicano que supervisó la transición posterior a la Guerra Fría y lideró una exitosa Guerra del Golfo antes de perder la reelección en un cambio generacional en favor del demócrata Bill Clinton en 1992.
Looking forward to being with the Bush family. This is not a funeral, this is a day of celebration for a great man who has led a long and distinguished life. He will be missed!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) December 5, 2018
"George H. W. Bush ha llevado una vida que encarna lo que Estados Unidos realmente tiene de extraordinario", escribió el presidente Trump en un mensaje dirigido al Congreso el lunes. "Decidido durante la guerra, el presidente Bush fue magnánimo en tiempos de paz".
Al tratarse de un día de duelo nacional, la mayoría de las administraciones y Wall Street estuvieron cerradas. Los votos en el Congreso así como los debates en la Corte Suprema fueron cancelados, una tregua extraña en el tenso clima político de Estados Unidos, donde prevalece el tono áspero. Pero el tono parece ser más de reconciliación desde la muerte en Texas del ex presidente republicano.
George H. W. Bush anunció en 2016 que no había votado por Trump. El magnate inmobiliario tuvo palabras muy duras contra George W. Bush y Jeb Bush, otro hijo del fallecido y quien fue vencido por el ahora presidente durante las primarias republicanas. Trump no asistió en abril al funeral de Barbara Bush, esposa del ex presidente.
Desde la muerte del patriarca de los Bush, el presidente estadounidense ha roto con su estilo agresivo, aparentemente decidido a rendirle todos los honores. Trump estaba tan dispuesto, que prestó su avión presidencial para llevar el ataúd de Texas a Washington.
El presidente y la primera dama no acudieron a la ceremonia solemne celebrada el lunes en el Capitolio, pero más tarde hicieron una breve visita a la capilla ardiente.
Luego, la pareja presidencial se reunió el martes con la familia Bush, alojada en la Blair House, residencia reservada para invitados distinguidos de la Casa Blanca.
Tras el funeral, los restos mortales de Bush regresaron a Houston, donde permanecerán en la iglesia episcopal de St. Martin antes de su entierro el jueves en la parcela familiar en los terrenos de su biblioteca presidencial en la Universidad A&M de Texas en College Station. Su lugar de descanso final será junto a Barbara Bush, con quien estuvo casado durante 73 años hasta su deceso en abril, y a Robin Bush, la hija de la pareja que falleció por leucemia en 1953 a los tres años.
Después de una ceremonia final en la Iglesia Episcopal de San Martin, en Houston, el 41° presidente de Estados Unidos será enterrado detrás de la Biblioteca Presidencial George Bush, junto a Barbara, su esposa durante 73 años, y Robin, su hija que murió de leucemia cuando tenía tres años.
Con información de AFP y AP
MÁS SOBRE ESTE TEMA: