"Él es un mentiroso, él mintió sobre todo", le dijo el jueves Nichol Kessinger al diario The Denver Post refiriéndose a Christopher Watts, con quien tuvo una breve relación convencida de que él estaba separado de su esposa y en trámites finales de divorcio.
Al menos eso fue lo que Watts le dijo a Kessinger cuando se conocieron en junio. Ella no tenía por qué dudarlo y empezaron a verse en julio, según le contó la mujer al Denver Post.
La mañana del lunes 13 de agosto, el día en que "desaparecieron" Shanann, la esposa de Watts, y las hijas de la pareja, Celeste y Bella, de tres y cuatro años respectivamente, él le envió un mensaje de texto diciéndole que estaba ocupado y se comunicaron normalmente.
A las 3:45 de la tarde él le dijo que su familia se había ido. De acuerdo con el mensaje, Shanann se había llevado las niñas a un parque y no había regresado.
Dijo que ella no quiso darle demasiada importancia al asunto porque él le hablaba con calma. Pero al ver que la prensa inundaba la calle frente a la casa de la familia, y al enterarse por las noticias de que Watts seguía casado con su esposa, empezó a temer por la suerte de Shanann, Bella y Celeste.
"Si había sido capaz de mentirme a mí y de ocultarme algo tan grande, ¿qué otras mentiras estaba diciendo?", asegura haber pensado entonces.
Supo que la cartera de Shanann estaba en la casa y que durante todo el día habían tratado de contactarla en vano.
Cuenta que esa noche Watts se deshizo en explicaciones de por qué le había ocultado todo, y que ella lo acribilló a preguntas: "¿Había señales de que alguien forzó la puerta para entrar a la casa?, ¿Estaban los asientos que se usan para llevar a las niñas en el auto dentro de la casa?, ¿Estaban los autoinyectores EpiPens de una de las niñas en la casa?".
El martes 14 de agosto ella insistió preguntándole qué sabía él de la "desaparición" y qué había hecho para encontrarlas. Watts le aseguró que él jamás le haría daño a Shannon ni a sus hijas.
La situación llegó a un punto en el que ella le dijo que no hablaría más con él hasta tanto aparecieran. Siguió pendiente de las noticias, y la mañana del 15 de agosto llamó a las oficinas de la policía del Condado de Weld, les contó de su relación con Watts y las mentiras de él, y ese mismo día fue entrevistada por los investigadores del FBI.
"Yo solo quería ayudar", le dijo Kessinger al Denver Post. "Con una mujer embarazada y dos niñas desaparecidas, iba a hacer todo lo que estuviera a mi alcance".
Cuando lo detuvieron el 15 de agosto y aparecieron los cadáveres, Kessinger vio confirmadas todas sus sospechas.
Y está convencida de que la historia inicial contada por Watts de que él mató a la esposa al ver que ella estaba estrangulando a una de sus hijas es falsa.
"Es mentira, él es un mentiroso", declaró la mujer, según el diario.
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