La llamada al 911 se produjo el lunes alrededor de la 01:00 a. m. La operadora preguntó a su interlocutor cuál era la emergencia que pretendía reportar, pero nadie respondió.
La comunicación se cortó inmediatamente. Por los ruidos que se oían, se decidió enviar una patrulla a la casa ubicada en Barron, Wisconsin, donde se registró la llamada.
Al ingresar a la propiedad, los policías encontraron los cuerpos de James y Denise Closs, de 56 y 46 años cada uno. Estaban casados y tenía una hija, Jayme, de 13 años. No había rastros de ella.
"Creemos que Jayme estaba allí en el momento en el que se produjeron los homicidios y creemos que está en peligro. Sus padres murieron por heridas de bala", contó a la prensa Chris Fitzgerald, sheriff del condado de Barron.
Desde ese momento comenzó un operativo de búsqueda para encontrar a la adolescente. Se recibieron más de 400 datos aportados por ciudadanos, pero ninguno llevó a pistas sólidas.
Algunos comentaristas se preguntaban si Jayme podría haber estado involucrada en los asesinatos. Pero, al menos oficialmente, los investigadores no consideran esa hipótesis.
"Solo queremos traer a Jayme a casa. Eso es lo único que importa", sostuvo Fitzgerald.
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