La primera causa de muerte en el ámbito laboral en los Estados Unidos son las caídas. La segunda, la colisión al operar vehículos. La tercera no se deriva necesariamente de construir edificios o acomodar mercaderías en almacenes: es el homicidio.
Los nuevos datos de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) reveló que disparos de arma de fuego, golpes con objetos, apuñalamientos, cortes y perforaciones son las maneras más comunes de homicidio en el trabajo. Entre las causas, prevalecen los triángulos amorosos y los colegas disgustados. También el fraude: quien lo comete mata para ocultarlo.
Frank Perri, analista certificado de fraudes y profesor de pericias contables, le puso un nombre a ese tipo de crimen, que ha llevado el homicidio del cuarto lugar al tercero en la lista de motivos de muerte en el ámbito laboral: delito de guante rojo.
"Las perspectivas tradicionales sobre el perfil de quien comete un delito de guante blanco son que no son violentos", escribió en Red Collar Crime, el primer trabajo sobre la cuestión. "Sin embargo, la investigación ha comenzado a revelar un subgrupo de delincuentes de cuello blanco que son violentos, a los que nos referimos como criminales de cuello rojo, cuyo motivo es prevenir, mediante la violencia, la detección y/o la revelación de sus acciones fraudulentas".
En un artículo de The Atlantic, Perri contó que acuñó la expresión luego de trabajar en un caso de malversación, en 2005, a consecuencia del cual un vendedor —su cliente— terminó condenado por destrozar el cráneo de un compañero con un martillo de carpintero. Su cliente hablaba de manera educada, nunca antes había sido detenido y no tenía antecedentes de violencia. "La investigación muestra que cuanto más una persona refleja nuestra propia imagen, más dispuestos estamos a darles lo que llama 'credibilidad implícita'", dijo a la publicación. "Pero esta gente puede ser muy depredadora".
Eso es lo primero que intentó con su estudio: echar abajo la percepción errónea de que quien comete un delito de cuello blanco no tiene conductas antisociales y violentas. "En segundo lugar, el artículo alude a los factores de riesgo de conducta, como el narcisismo y la psicopatía", escribió Perri. Otros factores —género y métodos, sobre todo— le permitieron "ilustrar que los delincuentes de cuello rojo no son una anomalía a ignorar simplemente porque no reflejen los homicidios callejeros".
El analista describió algunas decenas de casos, tanto de asesinatos cometidos como intentados. Por ejemplo, el de Aaron Hand, el ex presidente de American Financial Group que planeó un fraude con hipotecas por USD 100 millones. "Tras su encarcelamiento, Hand trató de contratar a un asesino a sueldo para silenciar a un informante", reseñó The Atlantic, y citó algunas citas del condenado que parecen salidas de películas, como "Me gustaría estar allí para verlo sufrir".
En el inventario de casos, se destacan el fraude contable, el robo de identidad y la falsificación como delito de base, y las armas de fuego, los objetos contundentes y el veneno como instrumentos fatales. Y a pesar de la buena imagen del trabajo en el ámbito de los negocios, la psicopatía es un rasgo dominante.
La revista citó otra investigación, que administró un test para evaluar psicopatía a 203 gerentes y ejecutivos de siete empresas. "En una escala de 40 puntos, la persona promedio obtiene tres o menos. De manera asombrosa, ocho individuos lograron un puntaje de 30 o más, lo cual es territorio de asesinos seriales", según The Atlantic. Eran personas educadas, de gran poder de comunicación y enorme habilidad para mentir.
Por ahora es muy difícil saber cuántos psicópatas de oficina se vuelven violentos. La Oficina de Investigaciones Federales (FBI) no hace un seguimiento del delito de cuello rojo, y tampoco la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA).
Debido a eso muchas veces algunos homicidios se confunden con suicidios: "Cuando leo sobre ejecutivos importantes que aparecen muertos", dijo a la publicación Richard G. Brody, también analista y profesor en la Universidad de Nuevo México, "de inmediato pienso en delitos de cuello rojo. Mucha gente se sale con la suya en estos homicidios".
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