Un ex ingeniero de Apple y padre de los iPhone y iPad compartió lo difícil que era complacer a Steve Jobs

Ken Kocienda trabajó para la firma de Cupertino por más de quince años como ingeniero de software y diseñador

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Jobs murió en octubre de
Jobs murió en octubre de 2011 a los 56 años

Si existe alguien con las credenciales suficientes como para hablar de la complicada personalidad del genio detrás de Apple ese es Ken Kocienda.

El ingeniero de software y diseñador trabajó para la firma de Cupertino por más de quince años y fue uno de los responsables detrás de creaciones que moldearon nuestra generación como los dispositivos iPhone, iPad y el Apple Watch.

Como si este curriculum no fuese suficiente, Kocienda es uno de los padres del navegador Safari, además de la función de "autocorrector" que luego fue copiada en otros sistemas operativos.

“Selección Creativa: Dentro del Proceso
“Selección Creativa: Dentro del Proceso de Apple Durante la Era Dorada de Steve Jobs”

Pero no fueron solo sus logros profesionales los que han logrado generar titulares en EEUU, sino su último libro en el que explora la tortuosa relación laboral que tenía con Steve Jobs, ejecutivo con el que tuvo oportunidad de trabajar en sus últimos años al mando de Apple, antes de empeorar su salud.

En este, Kocienda brinda un relato personal sobre cómo era trabajar en la que se ha convertido en la firma más valiosa del mundo y cómo sus productos revolucionarios han logrado cambiar el mundo para siempre.

Sin lugar a dudas, lo más destacable son los extractos en los que detalla la compleja dinámica que tenía con su jefe, conocido por su poca paciencia y una forma de tratar a sus empleados que hoy sería tildada, cuando menos, de abusiva.

Debajo, un extracto del libro "Selección Creativa: Dentro del Proceso de Apple Durante la Era Dorada de Steve Jobs" en el que Kocienda explica de forma detallada qué aprendió de la leyenda Jobs, gracias a sus insultos y maltratos.

Kocienda es considerado padre del
Kocienda es considerado padre del “autocorrector”

Imagina que tu jefe te dice a la cara que tu proyecto es una basura. Luego, imagina que tu jefe es Steve Jobs. Eso es lo que me pasó cuando trabajaba como ingeniero principal del software del iPhone durante la era dorada de Apple.

Era 2009 y estábamos desarrollando el software para lo que sería el iPhone 4. Ese fue el modelo que lamentablemente terminó siendo conocido por la controversia del "antena-gate", lo que hacía que sufriera problemas de conectividad si se sostenía de forma incorrecta.

El iPhone 4 también fue el primer smartphone de Apple con el display Retina, una pantalla con pixeles tan pequeños que no podían ser vistos por el ojo humano. Mi trabajo era crear una nueva tipografía para sacarle provecho a la pantalla. Necesitaba la aprobación de Steve y ya podía sentir la presión.

Preparé ocho opciones, muchas de ellas variaciones de nuestra clásica Helvética, y otras mezcladas como contraste. El tema es que cada una de ellas tenía un problema: si aumentabas la ampliación, las pinceladas verticales de letras como "M" se volvían borrosas y no mejores que en el antiguo display.

Prototipo original de un iPhone
Prototipo original de un iPhone y maqueta de un teclado alternativo al usado hoy día, diseñado por Kocienda

Steve miró la pantalla de cada teléfono, movió sus anteojos de lente redondo para que descansen sobre su frente, miró fijo hacia abajo de nuevo para luego volver a colocarse los anteojos y devolver cada aparato a la mesa frente suyo. Luego expresó lo que sentía.

Me fui deseando tener una bolsa plástica en mi bolsillo para tirar todo lo que había hecho.

Volví a trabajar con mis colegas en busca de otras tipografías y a los pocos días descubrimos Helvética Neue, por "nuevo" en alemán. Esta versión presentaba sutiles mejoras que hacían que todo se viera perfectamente definido en la pantalla. Steve lo aprobó sin dudarlo.

Jobs es considerado uno de
Jobs es considerado uno de los pioneros de la revolución de las microcomputadoras de la década del setenta

De esa experiencia me llevé el siguiente aprendizaje. Las críticas pueden ser efectivas incluso si no son constructivas. Steve no tenía problema en mostrar su rechazo sin dar explicación alguna. Si algo no le gustaba, simplemente lo decía.

El estilo de sus devoluciones era directo y estaba dispuesto a decir que una idea no era buena incluso si no podía explicarlo en términos claros y concisos. Steve era impredecible, temperamental y, afortunadamente, nunca me tocó recibir lo peor de su arenga.

La clave está en poder colocar las palabras duras dentro de un contexto en el que se entienda que no están dirigidas a uno de forma personal sino al propio trabajo.

A lo largo de mis años en Apple, llegar a un acierto generalmente implicaba varios intentos, además de tener que recibir críticas directas y en muchas oportunidades brutales para poder avanzar en el proceso. Así que deja tu ego en la puerta y ten algo a mano para limpiar los restos.

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