La falla de San Andrés, a la que muchos temen hace rato porque estaría a punto de provocar un terremoto devastador en California, registra movimientos sorprendentes a seis millas de profundidad.
Geofísicos de la Universidad de Massachussetts en Amherst descubrieron un patrón inusual en el estudio de miles de pequeños sismos entre esa falla y la de San Jacinto, en la cuenca de San Bernardino, reporta el sitio de internet de Amherst.
"Se mueven en un sentido diferente al esperado", dijeron la estudiante de doctorado Jennifer Beyer y su tutora, la profesora de Geociencias Michelle Cooke.
Los llaman "deep creep", una frase que literalmente podría traducirse como "deslizamiento profundo", pero que insinúa también el "creepy" de horroroso, espeluznante.
El enigmático comportamiento se percibe en un tercio de los cientos de pequeños sismos registrados entre los grandes terremotos que han ocurrido en la zona, y su significación potencial no había sido estudiada hasta ahora.
"Estos pequeños sismos son ricos en datos para los investigadores, y si prestamos más atención a sus detalles, podremos aprender más sobre el comportamiento de la falla que produce los terremotos grandes", dijo Cooke.
Pero no es posible pronosticarlos sólo en función de esos datos, aclara, al menos por ahora.
De acuerdo con las investigadoras, durante los últimos 36 años las estaciones sísmicas de la cuenca de San Bernardino han estado registrando los patrones de esos pequeños sismos.
El tipo de falla habitual en la región, explica Cooke, es la falla de deslizamiento, con bloques moviéndose uno sobre el otro. El menos común es el que ellos llaman "deslizamiento anómalo", y comprende un bloque que se desplaza y va dejando lugar para que otro caiga en ángulo y extienda la falla.
Ella y Beyer han creado el modelo para estudiar este tipo de movimiento sísmico.
Hasta ahora, los sismólogos han asumido que las fallas en la región están fijas, que no hay deslizamiento ninguno, dice Cooke, y usan datos de los sismos pequeños para inferir su posición. Pero los científicos no deben utilizar esa información de la cuenca de San Bernardino para pronosticar cómo se mueven las fallas de San Andrés y San Jacinto, advierte.
Lo que sí se puede hacer, y de hecho están haciendo ellas, es usar la información cada vez más abundante de múltiples sismos pequeños para estudiarlos con más detalle. Mediante esa observación creen que pueden llegar a entender las posiciones de las fallas de San Andrés y San Jacinto, y si lo logran, quizás logren descifrar qué provoca su ruptura.
No se sabe cuándo, pero lo que sí se sabe es que un gran terremoto como el del sur de California en 1857, o el de San Francisco en 1906, está por ocurrir, le dijo a la revista Newsweek John Vidale, director del Centro de Terremotos del Sur de California en la Universidad de Washington.
"No va a ser como en las películas", explica Vidale. "No va a tragarse ciudades enteras, ni los tsunamis van a arrasar todo el estado. Pero sin las preparaciones adecuadas, el "Big One" podría acabar con las finanzas de un estado que es la quinta economía del mundo".
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