Justin Schneider tiene 34 años. En circunstancias normales hubiera pasado muchos años en prisión. Hasta 99, de acuerdo con el Departamento de Policía de Anchorage, Alaska. Pero consiguió esquivar las rejas pese al aberrante delito que cometió.
El hecho ocurrió el 8 de agosto de 2017. En una gasolinera del distrito de Spenard, Schneider sorprendió a una mujer. La secuestró, la sujetó con firmeza por su cuello, ejerció presión hasta desmayarla -ella creyó que estaba muriendo-, la encerró y se masturbó sobre ella.
Cuando realizó la denuncia, la víctima -de 25 años- indicó que no pudo defenderse. "No pude luchar, él era muy pesado y me estaba ahorcando hasta matarme", dijo. "Perdió la consciencia, creyó que se moriría", escribió en su parte policial el detective Brett Sarber.
La mujer -cuyo nombre quedó bajo protección- recordó la identificación de automóvil y a Schneider mediante una fotografía. Los datos indicaban que el agresor era un controlador aéreo. Fue detenido en el Aeropuerto Internacional de Anchorage.
Schneider fue acusado de un cargo de secuestro y tres cargos de asalto, así como un cargo menor de hostigamiento que involucra "contacto ofensivo con fluidos". Podría purgar una pena de entre cinco y 99 años de prisión. Sin embargo, nada de eso ocurrió.
El pasado miércoles firmó un acuerdo con la fiscalía por el cual se hacía responsable por lo ocurrido… aunque no del todo. El trato permitía que no se lo hiciera responsable por el secuestro y el abuso. Fue sentenciado a tan solo dos años de prisión. Como uno de ellos los pasará en su casa, no deberá ingresar a prisión.
Tan solo deberá llevar consigo una tobillera con rastreador. Tan solo eso. Demasiado poco para el delito que cometió.
"Esto no puede volver a pasar", fue lo único que le dijo el juez Michael Corey el miércoles pasado luego de leer la sentencia. "Gracias", habrá pensado para su interior el agresor.
Cuando habló ante la corte, Schneider olvidó a la víctima, como el resto de los responsables. En cambio, agradeció la oportunidad que se le daba: "Me ha dado un año para trabajar realmente en mí mismo y convertirme en una mejor persona, un mejor esposo y un mejor padre. Y estoy ansioso por continuar ese viaje", de acuerdo con el diario Alaska Star.
—De acuerdo. Gracias, señor. Agradezco esos comentarios —fue la respuesta del juez Corey.
Para justificar su acuerdo, el fiscal Andrew Grannik dijo que para su oficina sería muy difícil comprobar que hubo un secuestro y que la masturbación que Schneider hizo sobre su víctima podría no ser categorizada como un crimen sexual, de acuerdo con las leyes de Alaska.
Además, dijo, el historial del acusado no presentaba antecedentes.
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