Los gritos eran ensordecedores. No era para menos. Una niña estaba saliendo de su cuerpo y no estaba recibiendo ningún tipo de asistencia médica.
Alexis Swinney, de 25 años, estaba en el auto, junto a su familia. Había pasado tan poco tiempo entre el comienzo de las contracciones y el inicio del trabajo de parto que no tenía forma de llegar al hospital.
"¿No puedes esperar dos minutos?", le preguntó Dominique, su marido.
"¿Cómo hago?", le respondió ella a los gritos. El hombre sólo se limitaba a manejar y a filmarla.
Arrodillada sobre el asiento del acompañante, apoyada de frente sobre el respaldo, Alexis dio a luz a su quinto hijo. En la parte trasera del auto, la miraban atónitos los otros cuatro.
A pesar del dramatismo de la escena, hubo final feliz. La niña nació sana y cuando llegaron al hospital la revisaron los médicos.
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