La misma noche en que fue llevada a su nuevo hogar de crianza temporal, o "foster care home", como se les conoce en inglés, Ivey Zezulka le preguntó a la pareja que la acogía si podía llamarlos Mamá y Papá.
Y al día siguiente les preguntó si podía quedarse a vivir allí para siempre.
Dos años más tarde, su deseo se hizo realidad.
Gracias a su mamá, Paige Zezulka, que lo publicó en Facebook, hemos podido ver la reacción de Ivey al enterarse de que era adoptada. Fue al día siguiente de su cumpleaños, reporta Fox News. Flanqueada por sus padres, abre una caja con el que iba a ser supuestamente un regalo atrasado.
"¿Voy a ser adoptada?", pregunta, se cubre la boca y empieza a llorar.
"Nuestros hijos pasaron 1.128 días en casas de cuidado temporal, más de tres años", escribió Paige Zezulka. "Es tan duro para un niño vivir en semejante incertidumbre".
Dice "niños" en vez de niña porque está hablando de los tres, de Ivey y de sus dos hermanos menores, Kai y Lita. De hecho, el primero en llegar al hogar de los Zezulka para vivir provisionalmente bajo su amparo fue Kai cuando tenía cinco meses de nacido.
Entonces no sabían que él tenía una hermana mayor, y que ella vivía en otro "foster home" con una pareja que hoy sigue siendo buena amiga de la familia. Tampoco sabían que la madre biológica de ambos estaba embarazada del que iba a convertirse en el tercer hijo de los Zezulka, Lita. Ahora Kai tiene tres años y Lita dos.
Al principio, según le contó la mujer al programa Good Morning America, de la cadena ABC, su meta era la misma de todos los hogares que acogen temporalmente a niños sin amparo: reunificarlos con su familia biológica. Después, poco a poco, ella y su esposo se dieron cuenta de que eso no iba a ser legalmente posible.
A pesar de vivir separados, los hermanos eran muy unidos. Paige Zezulka cuenta que cuando la llamaron para preguntarle si podía acoger a Lita, que apenas tenía unas semanas de nacida, dijo que sí sin ni siquiera preguntarle a su esposo, porque sabía que esa iba a ser también su respuesta.
Fue entonces cuando recibieron simultáneamente a la recién nacida y a Ivey, a la que le prepararon un cuarto color rosa y por quien temían un difícil periodo de adaptación. Pero esa misma noche se despejaron las dudas cuando hizo la pregunta: "¿Puedo llamarlos Mamá y Papá?"
Los Zezulka viven en Athens, Georgia. La mañana del jueves, su video en Facebook había sido visto casi nueve millones de veces.
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