El atacante llevaba guantes. Eso es lo único que el sacerdote Basil John Hutsko pudo ver. El golpe llegó desde atrás e instantes después estaba desmayado, inconsciente. El hecho ocurrió el lunes por la mañana. El reverendo terminó su oficio en la St. Michael Byzantine Catholic Church en Merrillville, Indiana, cuando lo inesperado lo sorprendió en forma de golpe.
Hutsko estaba en la sacristía. Pensó que estaba en soledad. Pero no. Su agresor -quien no pudo ser identificado aún y cuyo ataque es considerado como un crimen de odio- tomó su cuello desde atrás, lo arrojó al suelo y comenzó a sujetar y golpear su cabeza contra el suelo. Una y otra vez. Mientras lanzaba alaridos.
Instantes antes de que cayera inconsciente, Hutsko recordó que el hombre le dijo: "¡Esto es por todos los niños!". Estuvo desmayado sin asistencia durante unos quince minutos. Pero jamás logró ver el rostro del atacante. Solo sus manos, cubiertas en guantes.
El jefe de Policía de Merrillville, Joseph Petruch, informó que había suficientes indicios para calificar el ataque como un "crimen de odio" y dar aviso a las autoridades federales. De esta manera, también el FBI está tras los pasos del agresor.
La referencia a los "niños" que hizo el atacante de Hutsko se enmarca en las recientes revelaciones respecto a los 300 sacerdotes de la Iglesia católica de Pennsylvania envueltos en escándalos de abusos sexuales. Los relatos de las víctimas son escalofriantes y conmovieron a la opinión pública norteamericana y del mundo.
Sin embargo, el cura atacado no tiene nada que ver con esos casos. Ni siquiera tiene denuncia alguna que pueda manchar su reputación. "Como hemos estado diciendo, el Padre Basil no es culpable de ningún abuso ni tiene acusaciones en su contra. El ataque fue aparentemente en relación al reporte (de abusos), pero por qué él escogió al Padre Basel no tenemos idea", dijo Petruch en diálogo con CBS Chicago.
Hutsko fue atacado el mismo día en que el papa Francisco emitió una carta a los católicos de todo el mundo en la que condenaba el abuso y la ocultación sexual sacerdotal.
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