Un estudio reciente llevado adelante por la universidad de Western Australia asegura que la popularidad de las barbas se debe, en parte, al hecho de que los hombres hoy día sienten más presión de sus pares masculinos por verse más agresivos. Al parecer, el vello facial sería una estrategia perfecta para no solo volverse más atractivo ante la mirada de las mujeres sino también marcarle el territorio a otros hombres.
Según los expertos australianos, existen distintas "insignias simbólicas" que los hombres usan para transmitir su masculinidad y dominancia sobre otros. El vello facial es probablemente una de las más utilizadas y efectivas. Los cuerpos fornidos, producto de rutinas de ejercicio extremas como Crossfit y Pelotón, además de los tatuajes de estética hiper agresiva, le siguen de cerca al vello facial y generan millones de posteos en perfiles en redes sociales alrededor del mundo.
El hombre moderno, millennial o no, tiene que convivir con cientos de otros machos alfa en el mundo real y, no menos importante, debe estar a la altura de los millones de avatares perfectos que habitan en Instagram y apps para citas como Tinder y Grindr, quienes suelen exhibir sin pudor alguno y ante decenas de miles de seguidores, los frutos de horas de trabajo definiendo sus torsos.
Pero contrario a lo que muchos asumen, el fenómeno no es nuevo. Ya hacia mediados del siglo XIX, caballeros y militares de la sociedad británica comenzaron a lucir frondosas barbas y elaborados bigotes con la intención de atraer al cada vez menor número de candidatas femeninas aptas para casarse.
La moda fue en realidad iniciada en otra parte del planeta, con culturas de Medio Oriente y la India que durante siglos utilizaron al vello facial como un símbolo de sabiduría y poder. Incluso hoy día, poco ha cambiado en cuanto al ideal estético masculino en dichas latitudes.
Como era de esperarse, la industria del afeitado ha sido gravemente perjudicada por la predilección de hombres y mujeres por las frondosas "cucardas de la virilidad". Sólo en los EEUU, las ventas de máquinas y hojas de afeitar han caído un 5,1 por ciento el último año. El coloso Gillette, quien ha marcado el rumbo a seguir desde su creación en 1901, reportó una reducción del 24 por ciento de sus ventas.
Según reportes de CNN, en países en desarrollo, el número de afeitadas semanales se ha visto reducido de 3.7 a 3.2 durante la última década, lo que representa alrededor de dos afeitadas menos al mes.
"Hoy los hombres no son juzgados negativamente cuando dejan de afeitarse. Ya no es algo asociado a la falta de respeto o a la pereza", explicó Massimiliano Menozzi, vicepresidente de Gillette para Norteamérica, en diálogo con la señal noticiosa 24 horas.
¿Cuál es entonces la estrategia a seguir cuando los jóvenes y adultos se resisten a afeitarse? Lanzar al mercado productos de cuidado diseñados específicamente para las barbas y bigotes hipster.
Las recortadoras eléctricas, por ejemplo, se han convertido en algo indispensable en el botiquín de cualquier hombre moderno, dado que permiten llevar un aspecto acicalado y prolijo, sin resignar virilidad en el proceso.
Aceites perfumados y lociones para suavizar el bello forman parte de un nicho multimillonario que crecerá exponencialmente, a medida que las barbas continúen generando suspiros entre mujeres y, por qué no también, entre intimidados hombres.