No era la típica imagen del pordiosero que se para en la esquina a pedir limosna. Este joven vestía de cuello y corbata y portaba un cartel diferente:
"Desamparado hambriento de éxito, llévese un currículum".
Y funcionó.
David Casarez, de 26 años, es programador de internet, y aunque el título suene muy bien, ha estado durmiendo en un banco del parque Rengstorff en la ciudad de Mountain View, en Silicon Valley, California, según le dijo al New York Post.
Ya no sabía cómo pedir trabajo y optó por hacerlo en plena calle, cartel en mano. Iba a ser su último intento, y si no funcionaba, volvería a casa dispuesto a renunciar a su sueño de conseguir un empleo en Silicon Valley.
Jasmine Scofield, que pasaba por esa esquina, se llevó una copia del currículo y, antes de irse, le pidió permiso para publicar su foto en las redes sociales.
Casarez le dijo que sí y Scofield publicó la imagen en su cuenta de Twitter la tarde del viernes. Al mediodía del sábado ya le habían reenviado 50.000 veces y tenía 70.000 likes.
Primero fue el Canal 4 local, KRON; le siguió The New York Post y luego una avalancha de medios. En internet el apoyo fue tan grande que Casarez llegó a tener su propia etiqueta: #GetDavidAJob.
El resultado han sido cientos de ofertas de trabajo. Google, Netflix, Pandora y Linkedin lo llamaron. De bitcoin.com le preguntaron si estaba dispuesto a mudarse a Tokio.
"No me esperaba esa reacción", le dijo Casarez al New York Post. "Todo ocurrió muy rápido, estoy en shock".
Entre los mensajes estaba el de alguien que se hace llamar Mrs. Mendoza: "Fíjense en la cantidad de calificaciones que tiene, me molesta cuando la gente no entiende que los desamparados no son el estereotipo del fracasado o el drogadicto".
Según consta en el currículum, Casarez se graduó hace cuatro años en la Universidad A&M en la especialidad de Administración de Sistemas de Información. Trabajó como analista usando Microsoft Test Manager en 2014, como ingeniero de automatización desde ese año hasta 2016, y como realizador de sitios de internet con la General Motors hasta 2017.
En marzo de este año se fue a probar suerte como freelance en Silicon Valley, y vivió en su camioneta, hasta que se le acabó el dinero y fue reposeída.
Pero con su audacia, las cosas cambiaron para bien.
En Twitter, Casarez agradeció el sábado las abrumadoras muestras de apoyo y dijo que estaba respondiendo uno por uno todos los mensajes. A estas alturas se le debe estar haciendo difícil.
Y alguien que firma "April" escribió: "A veces internet puede ser absolutamente maravillosa".