Cuando el estrés aprieta, los sentidos estorban.
Pero con unas cuantas decenas de miles dólares se puede comprar un tanque de flotación que sirve para adormecer los sentidos.
Es la nueva moda de los ricos en los Estados Unidos.
La firma Superior Float Tanks, de Norfolk, en Virginia, fabrica tanques en forma de huevo bajo el nombre de Revolution Float Orb. Cada uno cuesta 30.000 dólares, y las ventas a compradores residenciales aumentaron 5% el año pasado, de acuerdo con The Wall Street Journal.
La instalación necesita un tomacorriente, una entrada de agua y un aliviadero.
El agua tibia alcanza aproximadamente medio metro de profundidad y se mezcla con casi 500 kilogramos de sulfato de magnesio, conocido comúnmente como sal de Epsom.
La persona se acuesta y queda flotando por el efecto de las sales. Pasado un rato, la temperatura de la piel y la temperatura del agua se sincronizan, le explicó al diario el dueño de la firma, James Ramsey.
Tras treinta minutos de flotación en completo silencio, la mente se desliza al mundo donde la nada es el todo, y se hace el Nirvana.
Algunos inician la sesión con una música para meditar que se va extinguiendo lentamente y desaparece a los cinco minutos, seguidos entonces por 25 minutos de silencio.
Entre sesiones, el agua es filtrada y purificada usando luz ultravioleta y peróxido de hidrógeno.
Para evitar la sensación de claustrofobia en el espacio cerrado del tanque con forma de huevo, otras compañías, como Zero Gravity Float Rooms, con sede en Austin, Texas, prefieren los tanques a modo de armario con entrada lateral.
Es el mismo sistema, pero el techo queda más alto.
Si bien es cierto que no todo el mundo puede disfrutar de algo así en su propia casa, queda la opción de los espacios comerciales que instalan los mismos tanques y ofrecen el servicio.
De hecho, el mercado residencial de este tipo apenas está naciendo, pues la mayoría de las ventas se hacen a centros comerciales. Según The Wall Street Journal, que cita estadísticas de una firma de Oregon dedicada al tema, en 2016 había en el país 170 centros de ese tipo, y el año pasado aumentaron a 193.
Las cifras de remodelaciones de baños residenciales también hablan de un mercado creciente. De acuerdo con el periódico, que esta vez cita al grupo National Kitchen and Bath Association, los consumidores gastaron 38.500 millones de dólares en 2016 en esos menesteres, y 42.500 millones en 2017.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: