El caso acumuló 200.000 páginas. Testimonios, fotografías, documentos de encarcelación, forenses. Miles y miles. Y cinco personas querían que todas se hicieran públicas. Eran los cinco inocentes que fueron condenados y sentenciados a prisión durante casi 30 años por una violación y ataque a golpes que no cometieron.
Ayer, Nueva York cumplió en parte su pedido, luego de que los abogados de los demandantes se pusieran de acuerdo con las autoridades de la ciudad respecto a qué documentos podrían mostrar y cuáles se mantendrían bajo confidencialidad. Llegaron a un acuerdo: se harán públicas 100 mil de ellas.
Este jueves se pusieron a disposición de los interesados las primeras 12 mil páginas. En ellas pueden verse fotografías escabrosas de cómo quedó la escena del crimen, la ropa que tenía puesta la víctima y cómo eran Korey Wise, Antron McCray, Kevin Richardson, Raymond Santana y Yusef Salaam en 1989, cuando se cometió el aberrante ataque y ellos fueron detenidos. También videos con las "confesiones".
Trisha Meili es el nombre de la víctima. Por entonces era una joven inversora bancaria de 28 años que había salido a correr por Central Park la noche del 19 de abril de 1989. Fue violada vaginal y analmente. Múltiples veces.
Por aquella época, el Central Park, uno de los lugares más emblemáticos de la Gran Manzana, estaba "bajo ataque". Un grupo de 30 adolescentes marginales aterrorizaba a las personas que se acercaban al lugar para caminar o practicar deportes.
Aquella noche, el ataque fue más allá. Meili fue el objetivo. La Policía de Nueva York actuó de inmediato. Apresó a un grupo de cinco jóvenes. Cuatro de ellos afroamericanos y uno de ascendencia latina. El caso fue uno de los más sonados de la década y despertó la atención de millones de personas en la ciudad y en el resto de los Estados Unidos.
Alrededor de las 9 pm de esa noche, Meili corría distraída cuando fue derribada y arrastrada 90 metros. Luego, la pesadilla continuó: fue violada, sodomizada y golpeada hasta casi matarla. Su agresor la dejó allí, oculta, desnuda y casi muerta. Unas cuatro horas más tarde, fue hallada en estado desesperante: estaba desnuda, amordazada, atada y cubierta de barro y sangre.
Cuando despertó, la mujer no recordaba nada del feroz ataque. Había perdido casi el 75 por ciento de su sangre y su cráneo había sido golpeado hasta fracturarlo. Un milagro obrado por los médicos que la atendieron pudo salvarla. Meili permaneció en coma durante 12 días. Doce días en que todos creían que moriría, indefectiblemente.
Los cinco sospechosos que fueron detenidos fueron interrogados por horas por los agentes hasta que "confesaron" su autoría. ¿Sus edades? Entre 14 y 16 años. Pero a pesar de que en el juicio declararon que habían sido forzados a mentir, no les creyeron. Tampoco tuvieron en cuenta un informe del FBI que decía que las pruebas de ADN sobre el cuerpo de Meili no coincidían con los registros de los sospechosos.
Fueron sentenciados a prisión. Purgaron entre siete y 13 años de cárcel.
Pero en 2002, cuando ya algunos llevaban 10 años tras las rejas, Matias Reyes -un violador serial que cumplía una sentencia de por vida en prisión por un asesinato- confesó que había sido él quien había atacado y violado a Meili. Además de su declaración, las pruebas de ADN esta vez coincidían. Wise, McCray, Richardson, Santana y Salaam fueron liberados.
Ese mismo año, los inocentes demandaron a la ciudad de Nueva York. Tardaron 12 años en que se les pagara 41 millones de dólares como compensación. Y como parte del arreglo, se estableció que las autoridades contarían la verdad de lo sucedido y harían públicos los documentos.
"Para mi propia tranquilidad, quería encontrar la verdad de lo que sucedió y quién estuvo involucrado, y es por eso que estoy ansiosa por ver la publicación de estos documentos. Es información y detalles a los que nunca he tenido acceso", dijo Meili cuando supo sobre los archivos de su caso.
Luego de recuperarse, Meili intentó seguir con su vida. Creyendo que los atacantes estaban tras las rejas. Dedicó sus días a relatar cómo estaba recuperándose y contando en libros y conferencias su experiencia. Se convirtió en una inspiración para muchos.
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