Antes de que las Ligas Mayores de Fútbol de Estados Unidos (MLS, por sus siglas en inglés) le concedieran su franquicia número 25 a David Beckham en enero de este año, el astro británico y sus socios recorrieron un largo camino en busca del lugar para el estadio que iba a tener ese equipo.
Lo que sí estaba claro desde el principio, según Beckham, es que el lugar iba a ser Miami.
Lo que no está claro ahora es si el espacio que ya tenía, seis acres comprados por casi USD 19 millones a propietarios privados y otros tres que el gobierno del Condado les vendió por casi USD 3 millones en la zona conocida como Overtown, acogerá por fin un estadio de 25.000 asientos.
Todo indica que no.
Beckham y sus socios, entre ellos el empresario cubanoamericano Jorge Mas Santos, quieren un terreno más grande, según The Miami Herald.
La instalación, en este caso con 28.000 asientos en un terreno de 10,5 acres, sería el centro de un complejo con numerosas atracciones que incluyen un hotel de 800 habitaciones, casi 140.000 pies cuadrados de espacio comercial y de restaurantes, otros 12.000 pies cuadrados para música y entretenimiento y un estacionamiento subterráneo.
Todo eso en casi dos terceras partes de Melreese, que ahora es el único campo de golf propiedad de la Ciudad de Miami, justo al lado del Aeropuerto Internacional de Miami.
"Vuelve el tema de dedicarle un espacio público a un proyecto privado", le dijo a Infobae el que fuera alcalde del Condado Miami Dade, Alex Penelas. "La dificultad sería que salga una oposición organizada".
Y eso ya ocurrió una vez, recuerda Penelas, cuando se proyectó allí mismo en ese terreno lo que hoy es el Miami Intermodal Center (MIC). Al final, la oposición organizada ganó y hubo que comprar las propiedades que ocupaban mas hacia el norte agencias de rentas de automóviles.
Quien sabe si, pensando ya en esa posible oposición organizada, Beckham y sus socios también tienen planes de beneficio social.
El grupo no está pidiendo fondos públicos, como sí hicieron los dueños del equipo de béisbol local, los Marlins, para construir su estadio en La Pequeña Habana. En el contrato de arrendamiento previsto, de acuerdo con el Herald, la Ciudad de Miami cobraría un alquiler anual de entre 4 y 5 millones de dólares. Como es propiedad pública, el terreno no paga impuestos, pero los dueños del estadio si tendrían que pagarlos.
Pagarían también más de USD 660.000 anualmente durante 20 años para financiar un parque público de USD 20 millones en un área de 58 acres.
La Comisión de la Ciudad de Miami decidirá este 12 de julio si el proyecto de arrendamiento se somete a votación en noviembre, en unas elecciones de las que saldrán el nuevo gobernador de la Florida y los legisladores del estado que van a inclinar la balanza a favor de republicanos o demócratas en el Congreso.