La increíble historia de la pelota de fútbol que sobrevivió a la explosión del Challenger en 1986 y volvió al espacio en 2016

La tragedia del transbordador espacial, que se vio en directo por televisión, tuvo un insólito sobreviviente: el balón que había firmado el equipo de la hija de uno de los astronautas. Treinta años más tarde, volvió a viajar

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Desde el 19 de octubre de 2016, la pelota pasó 173 días en el espacio. (Shane Kimbrough/NASA)
Desde el 19 de octubre de 2016, la pelota pasó 173 días en el espacio. (Shane Kimbrough/NASA)

En 1986 el transbordador espacial Challenger se desintegró en el aire 73 segundos después de su lanzamiento, y su combustible provocó una bola de fuego que lo consumió ante la mirada de casi el 20% de la población de los Estados Unidos, que seguía la transmisión televisiva en vivo. Toda la tripulación murió: Francis Dick Scobee, Michael Smith, Ronald McNair, Gregory Jarvis, Judith Resnik, la maestra Christa McAuliffe y Ellison Onizuka. El accidente causó cambios radicales en el modo de operación de la NASA.

De izquierda a derecha: la maestra Christa McAuliffe, Gregory Jarvis, Judith A. Resnik, el comandante Francis “Dick” Scobee; Ronald E. McNair, Mike J. Smith y Ellison S. Onizuka. (NASA)
De izquierda a derecha: la maestra Christa McAuliffe, Gregory Jarvis, Judith A. Resnik, el comandante Francis “Dick” Scobee; Ronald E. McNair, Mike J. Smith y Ellison S. Onizuka. (NASA)

Las 14 toneladas de restos del Challenger cayeron sobre el océano Atlántico. Cuando la Guardia Costera de los Estados Unidos los recogió en busca de los cuerpos de los tripulantes y elementos para la investigación del accidente, encontró una pelota de fútbol.

La desintegración del tanque exterior de combustible incendió el Challenger. (Bruce Weaver/AP)
La desintegración del tanque exterior de combustible incendió el Challenger. (Bruce Weaver/AP)

Janelle Onizuka, hija del astronauta Ellison Onizuka, se la había regalado a su padre. Sus compañeras del equipo de fútbol de la escuela secundaria Clear Lake, en Houston, Texas, la habían firmado y le habían escrito el mensaje: "Buena suerte, tripulación del transbordador". Su padre se había escapado de la cuarentena en la que estaba, para asegurar que no abordaría el Challenger con alguna enfermedad, para recibir la pelota y despedirse de su hija.

"Dados los días catastróficos que siguieron es, literalmente, mi último buen recuerdo junto a mi padre", dijo a ABC.

El astronauta Ellison Onizuka recibió la pelota como regalo de su hija Janelle. (NASA)
El astronauta Ellison Onizuka recibió la pelota como regalo de su hija Janelle. (NASA)

Cuando la pelota regresó a la familia Onizuka, Janelle y su madre, Lorna, la donaron a la escuela, donde quedó en una vitrina de trofeos. Uno de los padres la identificó y se ofreció a construir un estuche para que fuera un homenaje a la misión de abrupto final trágico. Y así la pelota quedó en exhibición en Clear Lake High School.

El equipo de fútbol de la escuela secundaria que firmó la pelota. (Lorna Onizuka)
El equipo de fútbol de la escuela secundaria que firmó la pelota. (Lorna Onizuka)

Hasta que, 30 años después de la tragedia, en 2016, el astronauta Shane Kimbrough, cuya hija estudiaba en la escuela, preguntó a la directora, Karen Engle, si querrían enviar algo al espacio: estaba a punto de comenzar una misión en la Estación Espacial Interncional. "De inmediato, ella pensó en la pelota, y el 19 de octubre de 2016 el balón abordó la Expedición 49 con Kimbrough, en la cual pasaría 173 días", resumió el periódico británico Daily Mail.

Janelle, la hija mayor del astronauta Ellison Onizuka, le regaló la pelota. (Lorna Onizuka)
Janelle, la hija mayor del astronauta Ellison Onizuka, le regaló la pelota. (Lorna Onizuka)

"Me emocionaba pensar de dónde había venido y todo lo que habían pasado en estos años", dijo Kimbrough a ESPN. "Pensé en la familia, en lo que significaba para ellos, y saqué algunas fotos para mandarle", explicó.

La pelota que sobrevivió a la tragedia del Challenger volvió al espacio. (ABC13, Houston)
La pelota que sobrevivió a la tragedia del Challenger volvió al espacio. (ABC13, Houston)

Janelle Onizuka, que todavía reside en Houston, dijo en un comunicado: "De muchas maneras, la pelota de fútbol ha continuado la misión en que mi padre se embarcó hace tantos años. Ha seguido viajando y explorando el espacio para inspirar a muchos con su historia. Agradezco los recuerdos y el futuro de este objeto especial que nos tocó de cerca a mi padre y a mí y muchos otros".

Shane Kimbrough, el astronauta que llevó la pelota a la Estación Espacial Internacional. (NASA)
Shane Kimbrough, el astronauta que llevó la pelota a la Estación Espacial Internacional. (NASA)

La pelota regresó a su estuche de vidrio, para continuar como homenaje a los siete muertos en la misión de 1986, con una placa que dice: "Transbordador Espacial Challenger, 28 de enero de 1986 – Estación Espacial Internacional, 19 de octubre de 2016 – Clear Lake High School, 3 de noviembre de 2017".

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