Tras semanas de escándalo por las denuncias de acoso sexual realizadas por más de 300 ex pacientes del ginecólogo George Tyndall, que durante tres décadas atendió a las estudiantes de la Universidad del Sur de California (USC), el presidente de la institución, Max Nikias, debió renunciar. Además de la repercusión de la investigación de Los Angeles Times y la presión de una carta en la cual 200 académicos le pidieron que dejara su puesto, el caso llegó a los tribunales.
Algunas quejas sobre los abusos que presuntamente cometió Tyndall durante los exámenes ginecológicos de rutina —que fueron confirmados como impropios por un comité de evaluación de USC— datan de la década de 1990, y las primeras denuncias se hicieron en la de 2000.
"Aproximadamente 300 personas han contactado a USC sobre un antiguo ginecólogo de la universidad acusado de prácticas impropias, mientras los administradores comenzaron a revelar a la Policía de Los Angeles los nombres de las ex pacientes para una investigación criminal", según el periódico de California.
USC se negó a dar detalles sobre las denunciantes, pero creó una línea telefónica especial para que quienes sufrieron abuso a manos del ginecólogo Tyndall contaran su caso. Seis de ellas han demandado a la institución penalmente y otras 20, en tribunales civiles. USC reconoció que sus administradores conocían denuncias sobre las prácticas de Tyndall desde 2000 y que el médico debería haber sido echado de la clínica muchos años atrás debido a la gravedad de las quejas.
"Una mujer alegó que George Tyndall forzó su mano sin guantes dentro de su vagina durante una cita en 2003, mientras hacía comentarios 'vulgares' sobre sus genitales, según una de las demandas", informó Los Angeles Times. "Otra mujer alegó que Tyndall manoseó sus senos en una visita en 2008 y que luego le dijo, falsamente, que 'probablemente tenía sida'." Otras denunciaron toqueteos impropios, el uso de los dedos en lugar de instrumentos como el espéculo y distintos improperios.
Tyndall, de 71 años, trabajó casi tres décadas en la clínica para el cuidado de la salud de los estudiantes de USC. Aunque se negó a hablar de las acusaciones, dijo al periódico de Los Angeles —en general— que sus exámenes médicos eran "profundos y apropiados" y que "el diálogo franco y honesto sobre la vida sexual" era parte de su atención a las pacientes.
Aunque los rumores sobre Tyndall atravesaban la USC, el ginecólogo no fue suspendido hasta junio de 2016 luego de que una enfermera, Cindy Gilbert, se enfrentó a los administradores de la clínica, que no actuaban a pesar de la gravedad y la cantidad de las denuncias, y se comunicó con el centro universitario de crisis en caso de violaciones. Desde allí se juntaron los casos y Tyndall fue separado de la clínica, con pago por un año, mientras se realizaba la investigación.
El resultado de esa pesquisa interna reveló que los exámenes pélvicos que realizaba Tyndall "estaban fuera del rango de las prácticas médicas aceptadas y constituían acoso sexual de las pacientes". El médico renunció a su puesto.
La salida del presidente de USC, Nikias, se debe a este escándalo tanto como a otros que se trataron de desestimar, como la vida paralela de fiestas con drogas ilegales que presuntamente llevaba la ex decana de Medicina, Carmen Puliafito, y las denuncias por acoso sexual que recibió su sucesor, Rohit Varma, que terminaron con al menos un acuerdo extrajudicial por el cual USC pagó USD 135.000.
Como Nikias decidió que no se denunciaría a Tyndall al Comité Médico de California pues no había obligación legal, ni siquiera cuando el ginecólogo renunció, las críticas en su contra comenzaron a acumularse a mayor velocidad. En una carta pública, 200 académicos declararon que el presidente había "perdido la autoridad moral de dirigir" la institución. A partir de ese texto se precipitó la renuncia.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: