La última vez que alguien vio a Jay Cook y a Tanya Van Cuylenborg fue el 18 de noviembre de 1987, alrededor de las 10 p. m. Fue en Bremerton, Washington. Estaban comprando tickets para abordar un ferry que los transportaría a Seattle. Viajaban en la furgoneta Ford Club Wagon color bronce para viajar a la casa de Cook en Gensco Heating.
Sin embargo, nunca llegaron a destino. Ni siquiera subieron al ferry.
Los cuerpos sin vida de ambos fueron encontrados días después. Van Culyenborg, de 18 años, además había sido violada antes de que fuera asesinada. El cadáver de Cook estaba más lejos, cerca al río Snoqualmie.
Además de las víctimas, los investigadores solo encontraron una manta azul con la que fue envuelto Cook, la camioneta, abandonada y el ADN del asesino, con el que no podrían hacer demasiado si no se encontraba en algún banco de sospechosos.
A lo largo de los años, la policía recibió más de 300 nombres diferentes de sospechosos. Ninguno era significativo para comenzar una investigación seria. Los años pasaban y no había ninguna pista que acercara a los detectives hacia una prueba.
Pero fue Jim Scharf, que estudió durante los últimos 13 años el caso, quien aportó luz sobre los asesinatos de los jóvenes. Pensó que teniendo el ADN tendrían una de las mejores herramientas para llegar al asesino. Pero, ¿cómo usarlo?
Fue así que decidió actuar. Para ello recurrió a un sitio que construye diferentes árboles genealógicos en internet. Tipeó en la web GEDMatch, de la empresa Parabon. La compañía, de acuerdo con los datos genéticos aportados por los usuarios, va reconstruyendo los antepasados de familias. Allí recurrió Scharf con los datos del ADN del violador y asesino que tenía.
Funcionó.
Resultado: William Earl Talbott II. 55 años. Sin antecedentes. Jamás en la lista de 300 supuestos sospechosos que habían aportado testigos.
El sitio permite -sobre los datos aportados en su base- comparar el ADN entre dos personas y dar como resultado el grado de su relación genética. Así fue como cayó Talbott. Dos primos que alguna vez aportaron su perfil genético en GEDMatch condujeron hasta el asesino.
El mismo sitio de referencia fue utilizado por las autoridades de California para dar con Joseph James DeAngelo, uno de los asesinos seriales más buscados de la historia de ese estado norteamericano conocido como el Golden State Kilker.
CeCe Moore, genealogista de Parabon, utilizó el genotipo del asesino para compararlo con su base de datos, es decir, con aquellos que habían aportado su información genética. Llegó hasta "primos de segundo grado" y comenzó a trazar lo que sería el árbol genealógico. Llegó a sus bisabuelos y comenzó a "bajar" nuevamente por otras ramas. "Genealogía reversa", explicó Moore, de acuerdo con The Washington Post.
Parabon logró llegar a un matrimonio que contenía ambos ADN. Solo tenían un hijo: William Earl Talbott II.
El nombre, en poder de la Policía, sirvió para comenzar una recolección de más pruebas para ver si en efecto había coincidencia entre el ADN en la escena del crimen y el del sospechoso. Lo siguieron. Finalmente arrojó un vaso de café en la vía pública. Sería suficiente. Los datos genéticos coincidían. Se trataba del asesino que había escapado de la ley durante 31 años.
Talbott II fue detenido fuera de su lugar de trabajo en Seattle. El último viernes, frente a un juez, negó las acusaciones. En el momento del crimen tenía 24 años y vivía en Woodinville. Cerca al lugar donde los cuerpos fueron encontrados moraban sus padres.
"Durante 31 años hemos esperado con esperanza por un día como este, para nuestra familia y la familia Van Cuylenborg. Pero cómo podríamos saber que sería tan agridulce. En una mano, estamos cerca de un cierre. En la otra mano, todavía tenemos la pérdida. Y no tengo a mi único hijo, Jay", dijo Lee Cook, la madre del joven que conducía la furgoneta color bronce.
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