El gobierno de los Estados Unidos demandó que Corea del Norte entregue seis armas atómicas, un misil balístico intercontinental y otros materiales vinculados a su programa nuclear en el espacio de seis meses, indicaron este jueves fuentes cercanas a las negociaciones entre ambos países
A cambio de esto, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, le habría dicho al líder norcoreano Kim Jong-un durante su reunión a comienzos de mayo que Washington podría retirar a Pyongyang de su lista de países patrocinadores del terrorismo, señalaron las fuentes al periódico japonés Asahi.
Estados Unidos también prometió garantías para la continuidad del régimen, incluyendo una declaración en conjunto entre Trump y Kim al respecto.
Pero sólo si Pyongyang acepta una completa, verificable e irreversible entrega de su capacidad nuclear, lo cual será tratado en la reunión pactada entre ambos líderes para el 12 de junio, agregó Asahi.
Sin embargo en los últimos días Corea del Norte ha sembrado dudas sobre la realización de la histórica cumbre, tras denunciar el miércoles los ejercicios militares que se están dando en este momento entre Estados Unidos y Corea del Sur como una "provocación"
Al respecto, Kim canceló un encuentro entre funcionarios de alto nivel de las dos Coreas pautada para el miércoles y dijo que la reunión con Trump podría aún no tener lugar.
Tras un 2017 cargado de tensiones, amenazas cruzadas de guerra y avances en el programa nuclear norcoreano que parecieron llevar a la península al borde de una guerra, a comienzos de este año Washington, Seúl y Pyongyang parecieron encontrar una base en común para el acercamiento y las negociaciones.
La distensión comenzó con la participación del equipo atlético del norte en los juegos olímpicos de invierno realizados en enero en el sur, y luego derivó en una importante cumbre entre Kim y su par sucoreano, Moo Jae-in.
Aquejado por grandes problemas económicos y un aislamiento de larga data, Pyongyang está buscando el retiro de sanciones pero también garantías de que no habrá intentos de invasión o derrocamiento de su gobierno, situación que teme con cada uno de los numerosos ejercicios militares que Washington realiza junto a Séul.
En cambio, Corea del Sur y Estados Unidos buscan que el norte renuncie a sus armas nucleares y las amenazas de guerra, y que avance en un camino de apertura que pueda saldarse con la declaración de la paz, poniendo fin definitivo a la Guerra de Corea que terminó en 1953.
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