Son exactamente 7.688 kilómetros los que separan Londres, en el Reino Unido, de Aspen, Colorado, en los Estados Unidos. Casi unas 10 horas de vuelo. El tiempo que le demandó a Nicholas Morley, de 40 años, cumplir con uno de sus más increíbles planes de viaje de su vida.
Morley había organizado una extraña venganza contra su padre. Una venganza que aún nadie supo explicar en qué se motivó. Viajó desde la capital británica hasta el famoso centro de esquí norteamericano para asistir por escasos siete segundos a la Opera Gallery de Aspen. Y allí concretó la vendetta. Millonaria, por cierto.
Ingresó en la casa de arte vestido completamente de negro, con un gorro y unas gafas que cubrían parte de su rostro. Pensó que nadie podría reconocerlo. Tenía las manos en los bolsillos, que salieron solo en el momento en que se acercó lo suficiente a una obra que llevaba la firma del afamado artista Christopher Wool. ¿El dueño de la pintura? Su padre, Harold, de 74 años. Con una navaja de afeitar le hizo dos cortes contundentes.
Todo quedó registrado en una cámara de vigilancia.
La pieza artística, llamada Sin Título 2004, tenía un valor de 3 millones de dólares. Era una de las más requeridas de la exposición.
En un confuso ir y venir, cuando se enteró de lo sucedido, desde su mansión en Barbados, Harold narró a la policía que el cuadro también pertenecía a su hijo, y que juntos habían hecho la inversión por medio de la empresa Fallowfield Ltd. Luego se desdijo: relató que en verdad Nicholas solo había ayudado en el papeleo, pero que la obra era enteramente suya.
Para cuando se descubrió que había sido su hijo quien había cometido el acto de vandalismo -tres días después-, el autor ya había retornado a Londres. A los Estados Unidos había ingresado con un nombre falso, donde había podido hasta alquilar un automóvil con el cual se movilizó durante su estadía y recorrió el tramo que separaba Denver -donde aterrizó su vuelo- de Colorado.
La Policía estatal emitió un alerta sobre su búsqueda por arruinar la pieza de arte. Pero fue en vano. El hombre ya estaba de regreso en el Reino Unido.
No era la primera vez que Nicholas Morley tenía problemas con la Justicia. En 2007 fue imputado por la muerte de dos personas en Macedonia luego de que las impactara con su automóvil Porsche durante una competencia de rally. Fue sentenciado a dos años de prisión en suspenso.
Harold, en tanto, vive en Barbados, retirado y disfrutando de su fortuna. La hizo como desarrollador de propiedades. Allí se casó con una reina de belleza local, poco tiempo después de que se radicara en esa isla caribeña, hace ya 17 años.
El atentado contra la obra de Wool ocurrió el 1 de mayo de 2017 y Nicholas fue imputado finalmente con cargos de vandalismo este miércoles, cuando además se libró una orden de captura. Cuando la Open Gallery supo mediante Fallowfield que Harold Morley era el dueño, se contactaron con él para que estuviera al tanto.
El hombre dijo que se podría restaurar y que debería ser vendida incluso a un mejor precio, porque ya era famosa. También quiso responsabilizar a la galería por la falta de seguridad que permitió que la pintura sea alterada con una navaja.
La pintura de Wool había sido el único artículo que se había podido vender en consignación en la galería hasta ese momento, de acuerdo con el propietario de la Opera Gallery, Gregory Lahmi. Estaba a la venta junto con otras obras de artistas de la altura de Pablo Picasso, Salvador Dalí y Marc Chagall, de acuerdo con el diario The Aspen Times.
Lo que nadie aún supo explicar es qué resentimiento motivó a Nicholas Morley a realizar semejante travesía, recorrer medio mundo para cortar una obra millonaria de su padre. El millonario radicado en Barbados no dio ninguna pista al respecto.
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