La breve vida de Aaron Traywick, CEO de Ascendance Biomedical, fue muy controversial: famoso en la comunidad de biohacking por la disposición a probar los tratamientos en sí mismo, apareció muerto en un tanque de flotación para meditar en Washington, DC, el fin de semana, a los 28 años.
Traywick, impulsor del transhumanismo (que usa la tecnología para acelerar la evolución de la especie más allá de su naturaleza) había dejado de hablar con sus socios hace cuatro semanas, por desacuerdos sobre el rumbo de la compañía, informó Vice. En febrero, tras una pelea con ellos, se había encerrado en los laboratorios del grupo en la Florida, cubrió Gizmodo en su momento.
Traywick se hizo conocido cuando se inyectó con una terapia de edición genética, CRISPR-Cas9, como parte de una investigación para buscar tratamientos accesibles contra enfermedades como el HIV y el virus del herpes.
"Básicamente 1%, y realmente menos del 1%, de las personas que hoy tienen HIV, por razones que no se conocen claramente, desarrollan una inmunidad genética una vez que contraen el virus", declaró. Su idea era llevar la inmunidad de esa fracción al 99% restante. Sobre el herpes, explicó en el momento de aplicarse la inyección en una pierna, se trataba de "un procedimiento simple". Dijo a News2Share, que reveló la noticia de su muerte: "Si el herpes se va y la vacuna se sigue detectando en la sangre luego de varios análisis de laboratorios, sabemos que funciona como cura".
Lo encontraron el 29 de abril, a las 11:30 de la mañana, flotando, boca abajo, en uno de los tanques de meditación del spa Soulex. La policía investiga el caso, aunque nada hace pensar en un delito. Tristan Roberts, quien formaba parte de Ascendance Biomedical con Traywick, lo despidió en un comunicado: "Aaron era un visionario apasionado. Parecía no cansarse nunca de juntar a la gente para trabajar en algunos de los desafíos más urgentes que enfrenta la humanidad".
Agregó que aunque muchos en la comunidad del biohacking estaban en desacuerdo con sus métodos, "ninguno dudaba de sus intenciones". El buscaba "una revolución en la biomedicina, la democratización de la ciencia y la apertura de las puertas para la sanación mundial".
La crítica a sus métodos se centraba en la realización de investigaciones sin los métodos académicos o de las empresas, utilizando voluntarios para las pruebas de manera tal que los experimentos no pudieran ser alcanzados por la normativa general. Traywick defendía su enfoque: "Es disruptivo para cualquiera que se beneficie económicamente de que la gente dependa de ellos para comprar su salud", dijo.
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