Casi un año antes de que Travis Reinking comenzara el domingo un tiroteo en un restaurante de Tennessee, que dejó un saldo de cuatro muertos y dos heridos, la policía ya lo había arrestado por tratar de ingresar ilegalmente a la Casa Blanca y le había confiscado temporalmente sus armas.
El hecho ocurrió en julio, cuando aparentemente Reinking intentó reunirse con el presidente Donald Trump y cruzó una barrera de seguridad en el perímetro del edificio, según reportó el Washington Post.
Fue detenido inmediatamente, y el FBI inició una investigación por medio de la cual se le confiscaron las cuatro armas que poseía a su nombre en su vivienda de ese entonces en Morton, Illinois.
Entre las armas estaba el fusil de asalto AR-15 que la policía cree fue utilizado en la masacre del domingo, cuando un Reinking, sin pantalones ni ropa interior, ingresó a los tiros en un local de la cadena Waffle House.
Las autoridades también le quitaron su licencia para poseer armas.
Pero como durante el episodio de julio no hizo ninguna amenaza y se comportó de manera calma, sin que hubiera evidencia de que fuera a ser peligroso, se lo acusó del delito menor de entrada ilegal y sus armas fueron devueltas a su padre, quien a su vez se las entregó a su hijo, de 29 años.
Tras llegar a un acuerdo con la fiscalía, fue finalmente sentenciado a 32 horas de trabajo comunitario y en noviembre pasado el caso fue cerrado luego de que cumpliera con estas obligaciones.
El AR-15 es una versión civil del fusil militar M-16, que en sus versiones más modernas sigue equipando al ejército de los Estados Unidos. Su popularidad, relativo bajo costo y versatilidad lo han convertido en una de las armas más vendidas en el país, por lo que ha quedado tristemente ligada a un creciente número de masacres.
En esta última ocurrida el domingo, el atacante apareció en este restaurante de Nashville, ciudad a la que se acababa de mudar, completamente desnudo de la cintura para abajo y comenzó a disparar su AR-15 contra los comensales, llegando a matar a cuatro e hiriendo a dos.
La masacre hubiera sido mayor de no ser por el hecho de que un joven, identificado como James Shaw, se abalanzó sobre Reinking mientras este cargaba su fusil, forcejearon y logró quitarle el arma, lanzándola, luego, del otro lado del mostrador.
En ese momento, el tirador, desarmado, se dio a la fuga y sigue siendo buscado por la policía. En tanto, Shaw está siendo tratado como un héroe por la prensa y los sobrevivientes, aunque él no quiere ser tratado así.
"Quiero que la gente sepa que lo hice completamente por egoísmo. Lo estaba haciendo para salvarme. Sí, salvé a otras personas, pero no quiero que piensen que soy Terminator o Superman", contó a la prensa.
La policía considera que Reinking podría tener "problemas mentales" y avanza en su búsqueda, al tiempo que esta reciente masacre ha generado una nueva ola de debates en los Estados Unidos respecto a las leyes de posesión de armas de fuego, en especial de aquellas de gran poder, como el AR-15.
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