Un libro, selfies, headphones, antifaces para dormir, almohadillas para el cuello. Pocos son los que escuchan las recomendaciones que las azafatas dan antes del inicio de cada vuelo. Muchos menos los que recuerdan a la perfección las instrucciones y casi nadie -por lo comprobado- quienes las siguen correctamente.
Cada uno de los pasajeros está inmerso en sus pensamientos, reflexiones… en sus mundos. Nadie escucha, nadie mira a su alrededor. Nadie presta atención. Eso quedó registrado en una de las fotografías que emergieron del vuelo trágico de Southwest Airlines que debía unir Dallas con Nueva York.
En un momento determinado del trayecto, una de las turbinas de la nave explotó, provocando que un resto golpeara contra una ventana, impactara contra Jennifer Riordan provocándole su posterior muerte. Además del golpe sufrido, la mujer había sido succionada desde el exterior y vuelta a su lugar gracias al accionar de otros pasajeros que estaban a su lado.
Al despresurizarse la cabina, las máscaras de oxígeno se desprendieron de la parte superior para que cada uno se las coloque como se había indicado. Sin embargo, la imagen que se desprende de la grabación en vivo que hizo el pasajero Marty Martinez -quien intentó transmitir por Facebook Live la tragedia- muestra que todos se las colocaron de manera incorrecta.
Como muestran todos los manuales, esa mascarilla debe cubrir tanto la boca como la nariz de quienes estén afectados a la emergencia. Todos los que allí aparecen en escena tienen su fosas nasales al descubierto. ¿Ninguno escuchó a los tripulantes dando las indicaciones correctas de cómo colocársela? Al parecer, la inmensa mayoría estaba distraída con sus teléfonos móviles.
La Administración Federal de Aviación llama a las máscaras "la primera línea de defensa contra los efectos potencialmente letales de la hipoxia y el envenenamiento por monóxido de carbono".
En un escalofriante diálogo con la torre de control, el vuelo se declaró en emergencia de inmediato y aterrizó en el Aeropuerto de Filadelfia gracias a la pericia de su comandante, la piloto Tammie Jo Shults, quien con un temple único logró estabilizar la aeronave y conseguir hacer tierra con un motor menos.
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