Matthew Mellon murió súbitamente el lunes por la noche en un exclusivo centro de rehabilitación en Cancún, México, para multimillonarios. Tenía 53 años y mucho más: era famoso, había ganado mil millones de dólares gracias a las criptomonedas, tenía hijos que lo amaban y una gran familia. Pero también algo que lo llevó a la muerte: su adicción a las drogas.
"El multimillonario Matthew Mellon, de 53 años, murió súbitamente en Cancún, donde estaba asistiendo a un centro de rehabilitación de las drogas. Mellon hizo su fortuna con las criptomonedas, invirtiendo dos millones y convirtiéndolos en mil millones. Lo sobreviven sus tres hijos, Force, Olympia y Minty", indicó un representante en un comunicado de la familia.
No era la primera vez que se hacía pública la batalla de Mellon con sus adicciones. En otra oportunidad había luchado contra la OxyContin, un analgésico opioide. El anterior tratamiento le demandaba 100 mil dólares al mes y la toma de 80 pastillas diarias.
En 2016, Matthew -nacido en 1964 en Nueva York– había cuestionado severamente a sus médicos. En aquella oportunidad los había culpado de prescribirle pastillas como si fueran dulces. Fue el momento en que entró en el centro Passages Malibu. Prometió abandonar el lugar una vez que estuviera curado. "Estaré aquí el tiempo que sea necesario", había indicado al sitio Page Six.
Su adquisición de monedas XRP fue una jugada acertada por parte de Mellon. Según contó a la revista Forbes hace pocos meses, él elegía esa criptomoneda porque operaba en el sistema bancario tradicional. Fue esa denominación la que le permitió multiplicar por 500 su fortuna en poco tiempo.
Su estudio del sector lo llevó a invertir en las XRP por un motivo "patriótico". "Las criptomonedas son terroríficas y oscuras. Son anti-Estados Unidos. Pero Riplle (la red que las comercializaba) es pro-Estados Unidos, proempresas y probancos", añadió en febrero cuando dio la entrevista.
Pero la diversa vida de Mellon no terminó con su incursión en el mundo de las criptomonedas. Su salto al jet set se produjo al casarse en 2000 con Tamara Mellon, la cofundadora y jefa creativa de la reconocida y exclusiva marca de zapatos Jimmy Choo. Ella fue una verdadera gurú de la moda.
Como fruto de matrimonio nació Araminta, Minty, la mayor de los hijos de Matthew. El destino quiso que se conocieran en 1998 en un centro de Narcóticos Anónimos en Londres, donde ambos asistían antes de que el amor naciera.
En las memorias escritas en 2013 por Tamara, In My Shoes (En mis zapatos), ella reveló lo que era vivir con un hombre que pasaba mucho tiempo libre, sin hacer nada. Ella trabajaba hasta tarde en su empresa y al llegar a su casa en Londres lo veía aspirando cocaína en la cocina. La primera vez que había estado en rehabilitación fue durante sus años en la universidad. Su adicción había sido en parte para luchar contra la personalidad bipolar de su padre, según relató su ex esposa en el libro.
El final del glamoroso y tormentoso matrimonio llegaría en 2003. Él desapareció durante días -algo normal en los últimos tiempos debido a sus adicciones- y resultó estar en Ibiza. Al regresar, la exitosa empresaria decidió poner punto final a la historia.
El divorcio también fue una pesadilla. Él contrató una empresa de inteligencia para que controlara sus transacciones, se infiltrara en sus computadoras y saber qué hacía a cada paso. Finalmente, fue a juicio. Y, declarado culpable.
Los otros dos niños de Mellon, Force y Olympia, fueron concebidos con su ex esposa Nicole Hanley Mellon. Se conocieron en 2006 y se casaron en 2010 en las Bahamas. Al poco tiempo lanzaron su línea de ropa, Hanley Mellon. Se divorciaron hace dos años.
Durante toda su vida, Mellon vivió en el lujo. Su padre fue el reconocido banquero Karl Mellon, descendiente directo de Thomas Alexander Mellon, fundador de lo que hoy es conocido como The Bank of New York Mellon (BNY Mellon). Su madre, Anne Stoke, también era descendiente de banqueros: Anthony Joseph Drexel. A sus 21 años recibió su mejor regalo hasta entonces… o lo que sería su ruina: 21 millones de dólares.
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