"Locked and loaded". La expresión en inglés que define el momento en que las armas de mano están listas para usar (la traducción literal sería 'amartilladas y cargadas') fue la que utilizó Nikki Haley, representante de los Estados Unidos en las Naciones Unidas, para dejar en claro que "si el régimen sirio usa este gas venenoso otra vez" la respuesta de su gobierno será la misma: un bombardeo.
La embajadora dio que la definición en realidad le pertenece a Donald Trump. "Hablé con el presidente esta mañana y él me lo dijo", señaló Haley.
Luego tomó distancia de la gestión del gobierno de Barack Obama con respecto a la famosa metáfora de las "líneas rojas": "Cuando nuestro presidente (por Trump) traza una línea roja, nuestro presidente la hace respetar".
Los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia aplicaron una represalia militar contra el régimen sirio de Bashar Al Assad tras el ataque con armas químicas que perpetró en Duma, donde hasta hace una semana resistían los rebeldes. Allí murieron al menos 40 civiles.
Rusia intentó imponer una resolución en la que condenaba el bombardeo, pero tanto Haley como el embajador británico dijeron que el ataque fue "correcto y legal" para aliviar el sufrimiento humano de la población siria.
Vassily Nebenzia, embajador ruso, condenó la "agresión" contra Siria y demandó a los aliados que no repitan una medida similar en el futuro.
Los ataques se enfocaron contra tres objetivos puntuales del régimen de Al Assad, que está acusado de fabricar y utilizar armas químicas contra la población de las ciudades en las que los rebeldes tienen el control.
Aunque Rusia y el régimen niegan esto, EEUU, Francia y el Reino Unido lo consideran probado. Haley dijo además: "Estamos preparados para sostener esta presión, si el régimen sirio es tan tonto como para ponernos a prueba".
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