Roena Cheryl Mills, cubierta de sangre y con un guante en una mano, se negaba a salir de la casa donde la policía había llegado, alertada por una llamada de los habitantes, para sacarla. Era el domingo de Pascua y la mujer de 41 años, que llevaba una navaja consigo, hablaba con un ser invisible al que llamaba "Papi". Según el medio local Bluefield Daily Telegraph, parecía ebria o drogada.
Mientras la trataban de llevar para que recibiera atención médica, Mills comenzó a patear el carro policial y a gritar "Déjenme volver y recoger mis cabezas".
A partir de esas y otras expresiones casi incomprensibles, los policías se dirigieron a una casa cercana y encontraron el cuerpo sin cabeza de Bo White, el novio de Mills, de 29 años. La mujer quedó detenida por homicidio.
La cabeza de White apareció luego, en una zona boscosa donde se había visto a Mills por la mañana.
La historia —recreó The Washington Post— comenzó cuando los residentes de una propiedad en la calle Eden Valley de Lerona, unos 150 kilómetros al sureste de Charleston, en West Virginia, llamaron a la policía cuando Mills apareció en la casa y se resistió a retirarse. "Los agentes creyeron que estaba intoxicada —y dijeron que le encontraron narcóticos al registrarla— y trataban de hacerla salir de la propiedad y a la vez averiguar si la sangre se debía a que hubiera cometido un delito.
Primero Mills dijo que se había cortado los dedos. Luego cambió la versión: se había lastimado cuando alguien la lanzó a través de una puerta de vidrio.
Cuando le repetían que se tenía que ir de la casa, "se irritaba y comenzaba a gritar a los rescatistas" que habían ido con la policía. Al subir al carro se molestó aún más, comenzó a patear la separación de seguridad del vehículo y a gritar "Déjenme volver y recoger mis cabezas. Tienen que dejarme volver y recoger mis cabezas".
Junto al cuerpo decapitado de White se encontró un guante que completaba un par con el que Mills, por entonces detenida, había sido encontrada.
La mujer enfrenta cargos de homicidio en segundo grado, pero podría pasar a homicidio premeditado (en primer grado) y permanece bajo detención con una fianza fijada en USD 210.000. El juez todavía no se expidió con respecto a si ella tiene capacidad para participar de su propio juicio o es legalmente incapaz, y estableció el secreto de sumario.
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