El caso judicial fascinó a millones de personas en la década de 1990: Lyle y Erik Menendez mataron a sus padres, el ejecutivo de espectáculos José Menendez y su esposa, Mary Louise, apodada Kitty, a quemarropa, en los Estados Unidos. Hace pocos meses la primera temporada de Law & Order True Crime recuperó su historia en un episodio con Eddie Falco. Y ahora han vuelto a ser noticia: luego de cumplir dos décadas de condena a cientos de kilómetros de distancia, se reunieron por primera vez en prisión.
El reencuentro emocionante, según contó Lyle Menendez en su página de Facebook ("No hay palabras para describir lo que ocurrió hoy"), sucedió luego de que Erik, quien cumplía su condena en la cárcel de Mule Creek, en el norte de California, solicitara seis veces, y en la última lo obtuviera, el traslado a la penitenciaría donde se hallaba su hermano Lyle, en San Diego, al sur del estado. El canal ABC citó a la familia: los hermanos "rompieron en llanto inmediatamente" al verse.
Si bien no comparten su celda, se les permite reunirse e interactuar. Antes de la mudanza no podían hablar por teléfono, así que se comunicaban mediante otros miembros de la familia y con cartas. "Lo extraño cada día", dijo el año pasado Lyle Menendez a la periodista Megyn Kelly.
El caso tuvo gran difusión en su momento, por la violencia de los homicidios cometidos en 1989, por el vínculo entre víctimas y victimarios, porque se trataba de una familia rica de Beverly Hills y porque el primer juicio fue declarado nulo. Para agregar intriga a la historia, los hermanos argumentaron que cometieron los crímenes porque, tras años de abuso sexual del padre, la pareja se disponía a matarlos a ellos para frenar la denuncia. La fiscalía argumentó que el móvil, en cambio, había sido la fortuna familiar de USD 14 millones.
Los hermanos fueron detenidos meses después de los asesinatos de sus padres, luego de que uno de ellos presuntamente los confesara a un psicólogo y el otro amenazara al profesional, con lo cual rompió la confidencialidad, recordó USA Today.
Lyle Menendez tiene 50 años y Erik Menendez, 47. Entraron a la cárcel en julio de 1996, luego del juicio enormemente publicitado, con sendas cadenas perpetuas sin posibilidad de libertad condicional. Se les negó la solicitud de estar juntos porque habían conspirado para el crimen.
El traslado se realizó en febrero, pero hasta comienzos de abril los hermanos estuvieron en sectores separados de la Unidad Correccional R.J. Donovan de San Diego, que aloja a 3.900 reclusos.
Lyle Menendez dijo a ABC News en 2017 que el vínculo entre ellos era "realmente fuerte", y que estaban unidos además por la experiencia común del abuso. "Es tan doloroso y complicado y confuso", describió. "Tenemos la intimidad de esa experiencia compartida".
Ambos se casaron con dos mujeres que conocieron cuando ya estaban detenidos, hace 20 y 14 años.
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