Pasaron seis meses desde que diferentes denuncias de acoso y violencia sexual en el entretenimiento, la política y los medios, entre otros ámbitos, generasen el movimiento #MeToo. Pero, al menos en los Estados Unidos, la conversación no ha avanzado: según una nueva encuesta del Pew Research Center (PRC), la gente está muy dividida sobre los efectos en el ámbito laboral, sobre todo por las diferencias en sus visiones políticas.
El sondeo de 6.251 adultos, realizado entre el 26 de febrero y el 11 de marzo de 2018, se concentró en el tratamiento que recibieron los acusados y sus acusadoras y acusadores, y en los desafíos que hombres y mujeres enfrentan en el trabajo. Los problemas principales que identificaron las personas fueron que el acosador quede impune (50%) y que no se crea a las acusadoras (46%); de menos importancia catalogaron los despidos tras una denuncia sin verificación de los hechos (34%) y las denuncias falsas (31%).
Sin embargo, las posiciones son otras según un factor particular: "Si bien estas actitudes difieren en alguna medida por género, varían espectacularmente entre demócratas y republicanos", según el informe del PRC.
Por ejemplo, el 68% de los varones republicanos y el 59% de las republicanas creen que para los hombres es "más difícil" interactuar con sus colegas mujeres. Los demócratas lo creen mucho menos: 45% y 40% respectivamente, hombres y mujeres.
De manera similar, el 63% de las demócratas y el 56% de los demócratas consideran que no creerle a las mujeres que denuncian es "un problema grave", contra el 34% de las republicanas y el 21% de los republicanos. Y si 6 de cada 10 demócratas creen que la impunidad de los acosadores es un problema serio, solo 3 de cada 10 republicanos lo consideran así.
El estudio, titulado "Acoso sexual en el trabajo en la era de #MeToo", encontró que para menos de la tercera parte de las personas la conciencia sobre este problema en el ámbito laboral puede mejorar la situación económica de las trabajadoras: el 28% cree que puede conducir a más oportunidades para ellas y el 51% cree que no tiene impacto alguno.
"El público está dividido al pensar si a la larga es una cosa buena o mala para las mujeres" dijo Kim Parker, directora de investigación en tendencias sociales del PRC, a The Washington Post.
La única novedad que surge a partir de #MeToo es que el 51% de los encuestados cree que la mayor atención al tema del acoso sexual en el trabajo ha creado nuevos desafíos para los varones en el ámbito laboral. Más hombres (55%) que mujeres (47%) lo señalaron. Lo cual no es necesariamente negativo, observó Kristina Drumheller, profesora de liderazgo y cultura en la Universidad A&M de West Texas, al periódico de Washington DC. "Antes no tenían que preocuparse tanto por lo que hacían y decían", comentó, en alusión a los hombres.
La edad también se reveló como un factor de incidencia. Las dos terceras partes de los encuestados de más de 65 años opinaron que las relaciones entre géneros en el trabajo son más difíciles tras las acusaciones. Pero a medida que desciende la edad de las personas que responden, desciende también el porcentaje de quienes lo consideran así: 52% entre 50 y 64 años, 47% entre 30 y 49 y 42% menos de 30.
Cynthia Deitch, profesora de estudios de género en la Universidad George Washington, recordó que los trabajadores más jóvenes crecieron con conocimiento de qué es el acoso sexual, un término que no existió hasta mediados de la década de 1970.
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