Una nueva medición oficial de la obesidad en los Estados Unidos reveló que el problema no mejora, al contrario: 4 de cada 10 personas mayores de 20 años (39,6%) entran en la categoría de obesos, mientras que ocho años atrás eran 33,7%, según un nuevo estudio publicado en la revista académica JAMA.
Mientras que las cifras 2015-2016 de varones de 20 a 39 años casi no variaron, hubo un aumento —que impulsó el aumento general— entre las mujeres y los adultos mayores de 40 años en general. La mayor incidencia se vio en los adultos de 40 a 59 años, que son obesos en un 42,8%, un crecimiento importante desde el 36,2% que representaban en la medición de 2007-2008.
Las mujeres tendieron a ser más obesas que los varones (9,7% en comparación al 5,6%) y a convertirse en tales en menos tiempo.
También la obesidad infantil, que había dejado de crecer entre 2005-2006 y 2013-2014, volvió a registrar un aumento: los niños de 2 a 5 años pasaron a ser obesos en un 13,9%, mientras que en 2007-2008 tenían una tasa del 10,1%; entre los de 6 a 11 años, el porcentaje pasó del 18,4% al 19,6 por ciento. En el caso de los adolescentes también hubo un crecimiento (de 16,8% se pasó al 18,5%) pero, a diferencia de los adultos, es más llamativo entre los varones que entre las muchachas: 19,1% contra 17,8 por ciento.
La determinación se hace a partir del índice de masa corporal (BMI): más de 30 puntos entre los adultos indica obesidad y más de 40 (que alcanzó al 7,7%), obesidad grave. La Encuesta de Análisis de la Salud y la Nutrición Nacionales, que realizan dos departamentos del Centro para el Control de las Enfermedades (CDC) es la herramienta principal para las acciones contra la epidemia de obesidad en los Estados Unidos.
Esta última medición comparó datos de casi 17.000 menores y más de 27.000 adultos, tomados en 2015-2016, con datos de la misma encuesta ocho años antes. Aunque no ofrece explicaciones sobre por qué las personas siguen aumentando de peso, los nutricionistas y otros expertos suelen mencionar cuestiones como el estilo de vida, la genética y la dieta. The New York Times citó, por ejemplo, que las ventas de comida rápida aumentaron un 22,7% en el país entre 2012 y 2017.
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