A finales de octubre de 2017 Facebook reconoció que, además de haber usado su plataforma, la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos también se había filtrado por medio de Instagram, su red social subsidiaria, no brindó el dato central: cuánta gente había sido alcanzada por la manipulación en la app de fotos y videos.
En su respuesta por escrito al Comité Judicial del Senado, Colin Stretch, el consejero general de la empresa de Mark Zuckerberg, dijo que 1,8 millones de personas habían seguido al menos una página de Facebook asociada con el grupo de propaganda rusa Internet Research Agency (IRA). Wired preguntó a un vocero de la compañía por qué se había omitido la cifra de los seguidores de cuentas de Instagram. "No nos pidieron que brindáramos esa información", respondió a la periodista Issie Lapowsky.
La revista buscó entonces otra fuente: Jonathan Albrigh, investigador del Centro Tow sobre Periodismo Digital de la Universidad de Columbia, quien lleva más de un año de estudio sobre cómo los trolls rusos organizaron campañas de manipulación política en Facebook, Twitter y YouTube.
Albright cree que la cantidad de gente que los siguió en Instagram podría ser de varios millones.
"Facebook dijo al Congreso que había borrado 170 cuentas de Instagram vinculadas a la IRA. Albright encontró 27 de esas cuentas", explicó el artículo. Tras confirmar que en efecto se habían originado en el grupo de San Petersburgo vinculado al Kremlin, descargó los datos de esas 27 cuentas mediante el sitio de análisis de redes sociales SocialBlade.
El experto encontró que, combinadas, tenían 2,2 millones de seguidores. "Si una fracción tan pequeña del total de cuentas de Instagram tenía 2,2 millones de seguidores, ¿Cuántos seguidores tuvieron en total los trolls rusos en Instagram?", planteó Lapowsky.
"No calculamos el volumen de gente que siguió al menos una cuenta de Instagram asociada con la IRA", le dijo el vocero, en línea con "la reticencia sostenida [de la empresa de Zuckerberg] a detallar de qué modo estos trolls infiltraron su plataforma y a quién alcanzó su propaganda. Repetidamente han tenido que corregir declaraciones anteriores sobre el alcance de esos avisos y cuentas".
Pero el argumento de que no se les había solicitado ese detalle, en realidad, es discutible. La senadora Dianne Feinstein formuló una pregunta inclusiva, en un plural que contenía a todas las compañías de Zuckerberg: "Sobre las cuentas que sus empresas han identificado como vinculadas a la IRA: ¿cuánta gente siguió esas cuentas?".
En plena la ansiedad pública ante la posibilidad de la injerencia extrajera en las elecciones presidenciales estadounidenses, Albright consideró que la relación de 170 cuentas de agentes rusos en Instagram contra 120 cuentas de agentes rusos en Facebook merecía una exploración mayor. Esas cuentas compartieron 120.000 contenidos de propaganda, contra 80.000 en Facebook. la cantidad de personas alcanzada podría ser alarmante.
La voluntad de secreto de la compañía de Zuckerberg se manifestó claramente cuando, poco después de que Albright presentara sus hallazgos iniciales, en noviembre en la plataforma Medium, Facebook "cerró el resquicio que le había permitido a Albright ver las métricas de interacción y adhesión de las páginas que se habían cancelado".
Algunos ejemplos, como los que mostró la web periodística Slate, explican en sí mismos el poco gusto que daría reconocerlos, y hasta reproducirlos. Algunos llevan nombres que ahorran todo despliegue de imágenes: "Watch.the.police" y "Mericanfury".
Otros explotan asuntos divisivos como la interpretación de la Segunda Enmienda de la Constitución sobre las armas de fuego o hablan de la intolerancia ante la inmigración sin papeles, según el argumento dudoso de que los recursos que necesitan los ciudadanos de derecho se dilapidan en las personas indocumentadas:
Stretch reconoció ante el Congreso que 120.000 piezas como estas fueron producidas y distribuidas en Instagram por los agentes maliciosos rusos, y alcanzaron a 16 millones de personas desde octubre y hasta la elección; antes podrían haber llegado a otros 4 millones. Y al comenzar marzo de 2018 otro representante de la empresa reconoció que unas 150 publicidades políticas de la IRA en Facebook también salieron en la red de las fotos y los videos.
"Son los mismos memes, sólo que más especializados y con más interacción y adhesión", dijo Albright sobre el contenido de Instagram que logró recuperar en rincones de internet.
No obstante el borrado de evidencia que progresa, el investigador "sigue el rastro de migas, potencialmente millones más que las que Facebook está preparado para revelar". Porque las herramientas para compartir contenidos, algo que no se hace directamente sino mediante apps para regramming, conservan originales borrados de la plataforma.
No hay manera de saber cuántos de los 2,2 millones de seguidores de las 27 cuentas rusas eran seres humanos, o cuentas colectivas de individuos, o cuentas de empresas o instituciones, o cuentas falsas. Tampoco cuántos de esos 2,2 millones seguían varias páginas entre esas 27 y sobre todo entre las muchas más que se borraron.
Además, es frecuente que los usuarios de Instagram en lugar de mirar su feed, busquen contenidos mediante la herramienta Explore. Eso diversifica aún más la población que pudo haber visto la propaganda.
"Para Albright, todo esto suena a déjà vu. Cuando Facebook anunció por primera vez que los trolls de la IRA habían comprado avisos en la plataforma, dijo que 10 millones de usuarios habían sido expuestos a ellos", escribió Lapowsky. Pronto la cifra se debió ajustar a 126 millones, debido al modo de reproducción de los contenidos en la red social.
La última crítica del experto también le pareció repetida. "En diciembre Facebook lanzó un portal donde los usuarios pueden verificar si dieron 'me gusta' o siguieron una cuenta vinculada a la IRA. Pero la página está relativamente bien escondida, y es de uso voluntario", dijo.
Es decir que quienes no se enteran o no la hallan por ejemplo, pueden permanecer en feliz ignorancia de haber sido manipulados. Una disposición opuesta a la de Twitter, "que activamente envió correos electrónicos a los 1,4 millones de usuarios estadounidenses que habían aprobado, retuiteado o seguido una cuenta de un troll ruso", comparó.
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