Cuando los dos narcotraficantes que navegaban por el océano Pacífico rumbo a los Estados Unidos se toparon con el barco Hamilton de la Guardia Costera, se dieron cuenta de que no tenían escapatoria. Desesperados, empezaron a arrojar al agua los paquetes de cocaína que estaban transportando, en un intento por ocultar el delito.
En total, se desprendieron de un cargamento de unos 800 kilos, que quedó flotando en el mar. De poco les sirvió, porque fueron igualmente apresados.
Esa incursión fue parte de un operativo mayor de la Guardia Costera estadounidense, realizado el pasado 4 de febrero. Las autoridades de la institución descargaron este lunes en el puerto Everglades (sur de Florida) el saldo final: unas siete toneladas de cocaína, valoradas en 190 millones de dólares.
El cargamento presentado fue resultado de 11 decomisos hechos en las costas de México, Centroamérica y Sudamérica por diferentes patrullas. Como resultado, 27 personas fueron arrestadas, de las cuales 18 fueron trasladadas a los Estados Unidos, y el resto, deportadas.
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Solo los guardacostas de la embarcación Northland aprehendieron en dos operaciones 2.871 kilos de cocaína. La Hamilton interceptó en otras dos acciones contra el narcotráfico 1.931 kilos.
"El trabajo duro de nuestros agentes junto con otras instituciones contribuyó al decomiso de siete toneladas de cocaína en el mar (…), lo que evitó la entrada de las drogas a los Estados Unidos", dijo Mark Gordon, capitán del Hamilton
Pero, "aún más importante" que este golpe al tráfico de drogas es el "arresto" de los delincuentes, el conocimiento de los "vínculos que estos casos representan" y los "pasos que nos acercan a desmantelar las redes criminales que tratan de operar en los Estados Unidos", agregó.
(Con información de EFE)