Completamente ebria, la mujer apenas podía caminar por la icónica Franja de Las Vegas, The Strip, una de las calles más recorridas de la Ciudad del Pecado. Rendida, se desplomó y quedó tendida boca arriba. A su lado dejó la botella de whisky de la que ya había bebido más de la mitad.
No está claro cuánto tiempo pasó, pero no fue mucho. Al verla allí, completamente indefensa, un hombre decidió aprovecharse. Sin ningún escrúpulo, se acostó encima y empezó a besarla.
El abusador estuvo varios minutos así, haciéndole de todo a su víctima, que apenas podía mover la cabeza. En todo momento hubo decenas de personas alrededor, que iban y venían sin decir nada.
Un par de mujeres se acercaron, intercambiaron alguna palabra y luego se fueron. Algunos decidieron quedarse, pero para filmar la grotesca escena. El abuso concluyó cuando intervinieron dos empleados de seguridad privada, que le pidieron al hombre que se levantara y dejara tranquila a la joven.
La indiferencia de las personas ante el sufrimiento de desconocidos en la calle es un fenómeno cada vez más recurrente en distintas partes del mundo, y se suma a otro: la desesperación por filmar todo lo que ocurre. En los últimos meses se han conocido numerosos videos que muestran a gente pasando por delante de víctimas que acaban de sufrir accidentes o que están pasando por alguna situación extrema y que, sin embargo, no hacen nada por asistirlas.
Uno de los casos más terribles se registró a fines de agosto en la India. Una joven embarazada, que había sido abandonada por sus padres y por su pareja, dio a luz tirada en la calle, tras ser rechazada en un hospital.
Varios minutos pasó sola en el piso, tratando de cubrir a su bebé, que aún tenía unido el cordón umbilical. Los transeúntes pasaban a su lado y no hacían nada.
"Estaba en un estado miserable. Temblaba y era incapaz de levantar y abrazar a su bebé. Los vehículos pesados pasaban, pero no tenía fuerzas para echarse a un lado", contó en esa ocasión un testigo, llamado Prakash Sharma. Finalmente, una mujer se acercó. La ayudó a subirse a un mototaxi y la llevó a un centro médico en el que sí accedieron a atenderla. Tanto ella como su hija lograron sobrevivir.
En junio se había producido en China un caso aún más trágico, que terminó conmocionando a la opinión pública nacional e internacional. Mientras cruzaba una transitada calle en la ciudad de Zhumadian, una mujer fue arrollada por un taxi. Resultó gravemente herida, pero seguía con vida. No obstante, en vez de socorrerla, peatones y automovilistas seguían su curso, como si nada.
Pasó más de un minuto allí, tendida en el pavimento, hasta que otro vehículo la arrolló. Sus ruedas le pasaron por encima como si fuera un saco. Esa embestida sí terminó resultando fatal.
El video se convirtió en un tema nacional durante las semanas siguientes. Miles de internautas comentaban en foros y en las redes su indignación con los que no hicieron nada para ayudar a la mujer, pero, al mismo tiempo, algunos se atrevían a hacer una autocrítica, destacando que se trataba de un problema social, de una crisis de valores.
La Liga Comunista Joven, una influyente organización del partido gobernante, difundió un video en su cuenta de Weibo en la que insta a sus cinco millones de seguidores a "rechazar la indiferencia". Por su parte, un columnista del Chengdu Economic Daily realizó una lectura lapidaria de la situación: "En los últimos diez años, ¿ha mejorado o empeorado la moral de nuestra sociedad? Y nuestro futuro, ¿confían en él? No me pregunten a mí, porque yo, no".
LEA MÁS: