Cuando en agosto de 2008 Lisa y A.J. Demaree planificaron sus vacaciones en San Diego, California, no creyeron que sacar más de 100 fotografías de su familia les traería un fuerte -e interminable- dolor de cabeza a su llegada a su casa en Peoria, Arizona. Una concatenación de falta de sentido común por parte de las autoridades provocaría que se vieran involucrados en una batalla legal durante 10 años.
Luego de esos días de descanso, Lisa y A.J. llevaron la memoria de su cámara a una tienda en Walmart para imprimirlas. Eran un centenar, y entre ellas, había algunas que mostraban a sus hijas de 5, 4 y un año y medio jugando mientras se bañaban. Una escena más que normal para cualquier familia.
Pero antes de que terminara el día, un oficial de policía golpeó la puerta de su vivienda. Consigo llevaba un papel y varias fotocopias. Se trataba de una denuncia hecha por un empleado del local al que habían llevado sus imágenes que los acusaba de pornografía infantil. Mostraba a las pequeñas semidesnudas durante su baño. Nada más. Les mostró una en que se veía a las tres recostadas sobre una toalla, mostrando su parte trasera al descubierto: "Obviamente no la compartirán con nadie, eso espero", dijo el agente. "¡No, en absoluto!", fue la respuesta de los Demaree.
Pero lo que para muchas familias era algo normal y corriente y parte de un álbum más, para las autoridades resultó ser una confusa situación en la que podría haber algún tipo de abuso contra las menores. Revisaron la vivienda y se llevaron a las niñas en custodia durante más de un mes.
"Fue una pesadilla, era increíble. No podía creerlo. Comencé a hiperventilar. Trataba de respirar", señaló Lisa Demaree en una entrevista dada a ABC News un año después del allanamiento a su vivienda. Sus hijas, mientras tanto, fueron llevadas en custodia a otras familias. Las dos mayores a una, la más pequeña a otra. Luego fueron trasladadas a las casas de sus abuelos. Lisa fue suspendida de su trabajo. Era maestra en una escuela local, pero no pudo regresar hasta un año después, cuando la sanción fue levantada. Ambos, la mujer y A.J. quedaron registrados durante un largo tiempo en la lista de "delincuentes sexuales".
Durante ese tiempo, los investigadores sociales entrevistaron a amigos y familiares de los Demaree. Querían saber si tenían algún conocimiento respecto a si esos padres eran abusadores de menores. Y específicamente de sus hijas. Pero, como era de esperar, ninguno esgrimió siquiera un hilo de sospecha. Se trataba de un absoluto sinsentido.
Cuando finalmente un juez observó las fotos, dio por descartado el caso. Indicó que se trataba de cálidas escenas familiares, como cualquier otra. Pero el daño a los Demaree estaba hecho. Los habían alejado de sus hijas durante más de un mes, poniéndolas bajo custodia social. Decidieron iniciar acciones legales contra los empleados del Servicio de Protección de Menores por violación de sus derechos constitucionales.
Finalmente, casi diez años después de iniciado el juicio, un juzgado de apelaciones les dio la razón a los Demaree tras varios traspiés durante todo el proceso. "Los trabajadores sociales no tenían causas razonables para creer que las niñas estaban en serio riesgo de daño corporal o abuso sexual. Por lo tanto, al ver el registro favorable de los Demaree, los acusados actuaron inconstitucionalmente al sacar a las tres niñas de su hogar sin autorización judicial".
"El riesgo identificado por los acusados no incluía la toma de fotos de un niño desnudo en una situación de explotación y su posterior distribución, porque no había ninguna acusación o indicación de que A.J. y Lisa habían distribuido o fuera probable que en el futuro fueran a distribuir imágenes desnudas de sus hijas a cualquier persona. El riesgo identificado tampoco incluía la toma de fotos de un niño desnudo involucrado en una conducta sexual, porque no había alegaciones de que A.J. y Lisa alguna vez hubieran tomado, o era probable que tomaran, fotos de sus hijas participando en una conducta sexual. Y el riesgo no era que los Demaree vieran a sus propios hijos, de cinco, cuatro y un año y medio, desnudos, incluidos sus genitales, ya que cuidar a los niños de esas edades así lo requiere", indicó el panel de tres jueces del Circuito 9.º de San Francisco, según consignó The Washington Post.
Ahora, la pesadilla de los Demaree llegó a su fin. Y algo de justicia golpeó esta vez a la puerta de su casa. Sus hijas, en tanto, ya entienden un poco más por qué debieron pasar un largo período lejos de sus padres.
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