"Señor Presidente, deje de atacar a la prensa": la carta del senador republicano John McCain a Donald Trump

La dura misiva fue publicada por el diario The Washington Post

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John McCain (Reuters)
John McCain (Reuters)

Mientras Donald Trump tiene previsto entregar este miércoles 17 el Fake News Award al medio "más  deshonesto" de los Estados Unidos, el senador republicano John McCain escribió una columna en The Washington Post donde le pide al Presidente que deje de atacar a la prensa.

Aquí, la columna completa:

Después de dejar su puesto, el presidente Ronald Reagan creó los premios Ronald Reagan a la Libertad para reconocer a las personas que habían luchado para extender la libertad en el mundo. Nancy Reagan continuó la tradición después de la muerte de su esposo y en 2008 le concedió el honor al ícono de los derechos humanos Natan Sharansky, quien dio parte del crédito de su supervivencia en un gulag soviético a la fuerte defensa de la libertad que llevó adelante Reagan. 

Las palabras de Reagan, reconocido como un líder del mundo libre, tenían un enorme peso, y las usó para inspirar la expansión sin precedentes de la democracia alrededor del mundo.

El presidente Trump parece no darse cuenta de que su retórica y sus acciones repercuten del mismo modo. Ha continuado con sus intentos de desacreditar a la prensa libre concediendo el Fake News Award" a reporteros y medios con cuya cobertura desacuerda. Lo sepa Trump o no, sus esfuerzos son seguidos de cerca por líderes que ya están usando sus palabras como cobertura mientras silencian y clausuran uno de los pilares de la democracia.

De acuerdo con el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), 2017 fue uno de los años más peligrosos para ser periodistas. El último año, la organización  documentó 262 casos de periodistas encarcelados por su trabajo. Periodistas alrededor del mundo enfrentan la intimidación, amenazas de violencia, acoso, persecución y algunas veces la muerte por parte de gobiernos que recurren a la violencia brutal para silenciar la verdad.

El informe del comité muestra un clima global sombrío para la libertad de prensa, a medida que más personas buscan controlar y expresar la libertad de opinión y expresión. No solo están arrestando a periodistas fomentando la desconfianza en la cobertura de los medios y acusando a los reporteros de socavar la seguridad nacional y el orgullo. Los gobiernos califican a la prensa como el enemigo del pueblo, debilitan o eliminan su independencia y explotan la falta de un escrutinio serio para violar libertades individuales.

Este asalto al periodismo y a la libertad de expresión avanza rápidamente en lugares como Rusia, Turquía, China, Egipto, Venezuela y muchos otros. Sin embargo, aún más preocupantes son los  cada vez más comunes ataques a la prensa en sociedades tradicionalmente libres y abiertas, donde la censura se está volviendo más común. Gran Bretaña aprobó una ley de vigilancia electrónica que los expertos consideran que congela la libertad de expresión, y países desde Francia a Alemania están buscando lo mismo. En Malta, una prominente periodista fue brutalmente asesinada en octubre después de descubrir la corrupción sistémica del gobierno. En Polonia, un medio independiente fue multado por cerca de un medio millón por transmitir imágenes de una protesta contra el Gobierno.

Desafortunadamente, la actitud de la administración Trump hacia tal comportamiento ha sido inconsistente en el mejor de los casos e hipócrita en el peor. Trump continúa sus implacables ataques a la integridad de los periodistas y medios de comunicación estadounidenses. Esto ha servido como cobertura para los regímenes represivos para hacer lo mismo. La frase "fake news ("noticias falsas") -legitimada por un presidente estadounidense – es usada por autócratas para silenciar a los periodistas, socavar a los opositores políticos, posponer el escrutinio de los medios y engañar a los ciudadanos. El CPJ documentó 21 casos en 2017 en los que periodistas fueron encarcelados por cargos de "noticias falsas".

Los intentos de Trump por socavar la libertad de prensa hacen que sea más difícil responsabilizar a los Gobiernos represivos. Durante décadas, los disidentes y los defensores de los derechos humanos han confiado en la investigación independiente. Pero los gritos constantes de "noticias falsas" socavaron este tipo de informes y despojaron a los activistas de una de sus más poderosas herramientas de disidencia.

No podemos darnos el lujo de abdicar del papel de larga data de los Estados Unidos como defensor de los derechos humanos y de los principios democráticos en todo el mundo. Sin un liderazgo fuerte en la Casa Blanca, el Congreso debe comprometerse a proteger al periodismo independiente, preservando un ecosistema de medios abierto y libre, y defender el derecho fundamental a la libertad de opinión y expresión.

Podemos hacerlo, promoviendo que nuestros socios y aliados revisen sus leyes y prácticas, incluyendo el abuso con las leyes de difamación y antiterroristas, para proteger la libertad de prensa y asegurar que no reduzcan la libertad de expresión. Podemos autorizar a que la asistencia externa de los EEUU apoye a los medios independientes y programas que crean un mayor pluralismo mediático. Podemos hacer más para fomentar condiciones en las que la libertad de expresión e información puedan crecer, incluyendo el trabajo para cambiar actitudes políticas contra el periodismo. Y podemos condenar la violencia contra los periodistas, denunciar la censura y apoyar a los disidentes y activistas que buscan decir la verdad.

En última instancia, la libertad de información es fundamental para que una democracia tenga éxito. Nos volvemos mejores, más fuertes y más efectivos como sociedad teniendo un público informado e interesado que presiona a sus políticos para representar mejor no solo nuestros intereses, sino, también, nuestros valores. Los periodistas juegan un papel importante en la promoción y en la protección de la democracia y de nuestros derechos inalienables, y deben poder hacer su trabajo libremente. Solo la verdad y la transparencia pueden garantizar la libertad.

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