Qué dice de la política estadounidense un posible duelo Donald Trump vs Oprah Winfrey en 2020

El resonante discurso de la estrella televisiva en los Globos de Oro la catapultó a la carrera por la sucesión. Ella aún no se pronunció sobre su posible lanzamiento, pero el Presidente ya la desafió: "Yo le ganaría, sería divertido". Las oportunidades y los riesgos de una política cada vez más dominada por celebridades

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Donald Trump, entrevistado por Oprah Winfrey en 1988
Donald Trump, entrevistado por Oprah Winfrey en 1988

"¿Tiene un candidato a vicepresidente en mente?", le preguntó Larry King a Donald Trump en una entrevista emitida por CNN en 1999. "Bueno… todavía no he llegado ahí, pero supongo que Oprah Winfrey. Siempre sería mi primera elección", respondió el empresario inmobiliario, que luego terminaría declinando esa precandidatura a presidente. Ante la incredulidad del periodista, el entrevistado insistió: "Si lo hiciera sería fantástica. Es popular, es brillante, es una mujer maravillosa". Pasaron casi dos décadas y los integrantes de esa fórmula que nunca fue están ahora en bandos opuestos, pero podrían ser las dos grandes figuras de la política estadounidense durante los próximos años.

Tras un segundo amague en 2011, Trump presentó finalmente su candidatura en 2015. Contra todos los pronósticos, ganó las elecciones del año siguiente y está a una semana de cumplir sus primeros 365 días en la Casa Blanca. El Presidente, que fue una estrella de la televisión y que era uno de los personajes más destacados de la farándula, está hoy enemistado con Hollywood y con muchas de las principales celebridades del país.

Oprah, que hasta la semana pasada parecía muy lejos de la escena política, se convirtió en el centro de atención gracias al discurso que pronunció el pasado domingo al recibir el premio a la trayectoria Cecil B. DeMille en los Globos de Oro. Lo que comenzó como un mensaje intimista, referido a su historia de superación personal, terminó pareciendo una proclama de campaña. No sólo criticó la violencia machista y homenajeó a las mujeres que protagonizaron el movimiento #MeToo. También dijo que "la prensa está bajo asedio", denunció "la corrupción y la injusticia", y cargó contra "los tiranos".

No había terminado de hablar y ya había miles de personas pidiendo en Twitter que se presente como candidata a presidente por el Partido Demócrata para enfrentar a Trump. En minutos, el hashtag #Oprah2020 pasó a ser tendencia. Pero el tema no se quedó en las redes. Meryl Streep lideró las voces en el mundo del espectáculo que empezaron a pedirle que se decidiera a dar el salto. "No tiene otra opción", dijo.

"Debo decir que es posible, pero no probable que Oprah sea candidata demócrata. Digo que es posible porque Trump ganó la nominación republicana a pesar de que yo creí que era imposible, así que aprendí la lección. Lo que también lo hace imaginable es la notable escasez de políticos demócratas interesantes, que puedan desafiarla. No parece haber nadie con aspiraciones de asumir el liderazgo. En otras palabras, hay una gran hendidura, que sería fácil de llenar para alguien tan conocida como Oprah", explicó Michael Parkin, profesor de política del Oberlin College, consultado por Infobae.

No parece haber nadie con aspiraciones de asumir el liderazgo. Hay una gran hendidura, que sería fácil de llenar para alguien tan conocida como Oprah

Por ahora, la presentadora televisiva no se pronunció públicamente sobre esa posibilidad, pero desde su entorno aseguran que lo está evaluando. Necesitados de una figura convocante para volver al poder, no son pocos los dirigentes demócratas que se sienten seducidos por el proyecto. El que recogió el guante fue el propio Trump. "Yo le ganaría, sería divertido", aseguró ante un grupo de periodistas. Tiene razón, nadie podría aburrirse con una campaña protagonizada por dos pesos pesados del espectáculo. Pero esa posibilidad abre muchos interrogantes sobre el funcionamiento de las instituciones políticas norteamericanas.

"Ciertamente ella tiene los recursos y la simpatía para hacerlo bien. En términos generales está bien considerada, tiene una excelente carta de identidad y una historia de haber recaudado fondos y de haber apoyado a candidatos demócratas. Así que hay facciones del partido que podrían apoyarla", dijo a Infobae Gwen Nisbett, especialista en comunicación política y profesora de la Escuela de Periodismo de la Universidad del Norte de Texas. "Aunque —advirtió— hay una gran diferencia entre ofrecer una buena presentación en una entrega de premios y navegar a través del sistema de partidos estadounidense".

Celebridades y política, cada vez más unidos

"Los políticos celebridades están teniendo un profundo impacto en la práctica de la política en el siglo XXI. Con la adopción de las redes sociales, las distintos tipos de candidatos famosos han desarrollado nuevas estrategias para atraer votantes. Especialmente los outsiders han podido sacar ventaja de su fama para lanzarse a la escena pública. Hubo un gran cambio cultural por el cual las celebridades han asumido una autoridad moral entre ciertas audiencias, que antes estaba asociada a los líderes carismáticos", afirmó Mark Wheeler, profesor de comunicación política y relaciones internacionales de la Universidad Metropolitana de Londres, en diálogo con Infobae.

De todos modos, Valerie R. O'Regan, profesora de ciencia política en la Universidad Estatal de California, Fullerton, recordó que la participación de figuras del espectáculo en política no es algo nuevo. "Las celebridades tienen una historia de presentarse para cargos públicos con éxito en Estados Unidos —dijo a Infobae—. Dos al nivel presidencial fueron Ronald Reagan (1981 — 1989) y Dwight Eisenhower (1953 — 1961), una celebridad por sus logros militares, pero que no tenía un pasado político. Otros que han sido exitosos son Fred Thompson, Bill Bradley, Fred Grandy, Sonny Bono, Clint Eastwood y Arnold Schwarzenegger. Así que no es algo inusual, y además todavía hay políticos de carrera que se presentan a elecciones".

Hay una gran diferencia entre ofrecer una buena presentación en una entrega de premios y navegar a través del sistema de partidos estadounidense

El caso de Reagan es paradigmático, porque llegó a la presidencia después de haberse hecho conocido como actor en películas "clase B". Sin embargo, su camino fue completamente diferente al de Trump o, eventualmente, al que podría seguir Oprah. Reagan fue primero presidente del sindicato de actores y empezó a trabajar en el Partido Republicano en 1962. Ganó la gobernación de California en 1966, fue reelecto en 1970 y recién entró a la Casa Blanca en 1981, casi 20 años después de haber iniciado su trayectoria política. Ya no era un actor, era un político.

En cambio, Trump entró de lleno a la presidencia sin haber pasado antes por ningún otro cargo público o partidario. Está aprendiendo el arte de la política al mismo tiempo que aprende a gobernar un país, algo que les cuesta mucho incluso a dirigentes muy experimentados. Si decidiera presentar una candidatura, y tuviera éxito, Oprah estaría en la misma situación.

Lo que esto revela es la dificultad creciente que están teniendo los políticos tradicionales. "Desde hace tiempo tienen problemas para conectar con los votantes —dijo Parkin—. Esto ayuda a entender el suceso de Barack Obama en 2008, ya que logró conectar de alguna manera a un nivel personal, algo muy importante para los electores, tal vez aún más que las propuestas. Esto abre la puerta de entrada a la política para las celebridades. Ellas ya establecieron un vínculo personal con el público, que al menos sabe quiénes y cómo son. Eso facilita que se imaginen cómo podrían llegar a representarlos".

Ronald Reagan, primero actor, luego presidente
Ronald Reagan, primero actor, luego presidente

Opuestos que se parecen

No es alocado que Trump haya pensado en Oprah como posible acompañante cuando evaluó candidatearse por primera vez. Estas figuras, que se muestran tan alejadas en el plano discursivo, tienen una historia con muchos paralelismos. Para empezar, ambos tienen una trayectoria mediática que, durante mucho tiempo, estuvo completamente alejada de la política. Trump alcanzó su pico de fama como anfitrión del reality show The Apprentice, en el que hacía competir a jóvenes ejecutivos para quedarse con un puesto como director de una empresa de su grupo. Oprah es la máxima referente de los talk shows en el mundo occidental, con su legendario The Oprah Winfrey Show, que se emitió a lo largo de 25 temporadas.

Por otro lado, los dos son también empresarios exitosos. Trump hizo una fortuna con negocios inmobiliarios y de ahí provino su fama. Oprah hizo al revés, empezó como presentadora de televisión y luego se convirtió en una próspera mujer de negocios. De hecho, su patrimonio se incrementó 40 millones de dólares después de los Globos de Oro por el alza de las acciones de una firma especializada en dietas, de la que posee un 10 por ciento.

"En los años que precedieron a su campaña presidencial, Trump realzó su estatus de celebridad y reconocimiento como una marca nacional. Por eso, durante las primarias, y luego durante la elección general, recibió la atención del país y del mundo, dominando la discusión en los principales medios y quitándole el oxígeno a otros contendientes republicanos", dijo Wheeler.

Oprah puede seguir un camino similar. "Ella logró desarrollar una marca sólida y una relación fuerte con su base de seguidores —continuó el politólogo—. Es más, tuvo un rol importante apoyando a otros políticos y comprende el poder las cadenas de televisión para hacer campaña en la comunidad afroamericana. Winfrey lanzó a Obama a la escena pública nacional apareciendo en sus actos y lo convirtió en una figura reconocida internacionalmente, dado que su show era visto en 150 países alrededor del mundo".

Winfrey lanzó a Obama a la escena pública nacional apareciendo en sus actos y lo convirtió en una figura reconocida internacionalmente

Una investigación de Craig Garthwaite y Tim Moore, dos académicos de la Universidad de Maryland, llegó a la conclusión de que el apoyo de Oprah le aportó cerca de un millón de votos a la precandidatura de Barack Obama en 2008. Eso fue decisivo para que venciera a Hillary Clinton en la interna demócrata y llegara luego a la presidencia.

Así como en su recorrido se pueden encontrar parecidos, es posible imaginar que a la hora de ejercer una responsabilidad tan grande como la presidencia también enfrenten problemas comunes. La política es un oficio como cualquier otro, que por más carisma que pueda tener un líder, se aprende con su ejercicio a lo largo del tiempo.

"Las celebridades no están preparadas para ser políticos", sentenció Todd L. Belt, profesor de ciencia política en la Universidad de Hawaii. "Se necesita mucha experiencia para entender cómo diseñar la política doméstica y exterior, y eso las deja en desventaja. Aunque se rodee de buena gente, el presidente tiene que saber lo suficiente como para tomar decisiones correctas y para resistir a las personas que no tienen las mejores intenciones para la nación", dijo a Infobae.

El primer año de Trump en la Casa Blanca muestra algunos de los inconvenientes que genera no conocer demasiado bien el oficio. Se ve en sus dificultades para negociar incluso con los miembros de su propio partido, razón por la cual sólo consiguió la aprobación de apenas una reforma legislativa, la fiscal, a pesar de tener mayoría en las dos cámaras del Congreso. Lo mismo aparece en su manejo de las relaciones internacionales, que para algunos observadores resulta errático y desconcertante.

"Los políticos de carrera deben lidiar con factores estructurales con los que las celebridades no necesariamente deben confrontar, como las relaciones partidarias, el financiamiento y el vínculo con la base de votantes", dijo Nisbett. "No es que la gente que elige seguir una carrera en el servicio público vaya a ser dejada de lado, pero no tienen acceso a las potentes plataformas con las que cuentan las celebridades", agregó.

Esas limitaciones que tienen los políticos son las que van modelando su conducta, sus estrategias y sus decisiones. Por eso es importante que alguien pase por algunas de esas instancias antes de ocupar cargos de tal magnitud. De lo contrario, está el riesgo de que, más allá de cuál sea su ideología o sus valores, sean imprevisibles y desarrollen una política que debilite las instituciones.

No obstante, algunos analistas ven entre Oprah y Trump diferencias importantes, que podrían dar lugar a trayectorias políticas divergentes. "Una nominación de Oprah no tendría el mismo impacto en el Partido Demócrata del que tuvo la de Trump en el Republicano. Ella es confiablemente liberal y pocos cuestionarían su pertenencia al Partido Demócrata. Trump siempre tuvo una reputación de actuar en función de sus propios intereses y de estar dispuesto a cambiar de posición para avanzar. Los republicanos han tenido que bailar delicadamente alrededor de la nominación y de la presidencia de Trump, pero creo que a los demócratas les resultará más fácil subirse al barco con Oprah", sostuvo Parkin.

Las celebridades son amadas y seguidas por las personas; que estén en ambos bandos pude terminar convirtiéndose en una nueva normalidad

En todo caso, aún falta mucho para saber si realmente la política estadounidense se encamina a una hegemonía de la farándula. "Sería sorpresivo que los dos partidos terminen postulando a celebridades como candidatos —dijo O'Regan—. Es temprano todavía, pero parece que Trump no recibirá el apoyo del Partido Republicano para presentarse a una reelección, y Oprah por el momento ha dicho que no se presentaría".

Para Nisbett, es necesario esperar para ver cómo evoluciona la presidencia de Trump. "Estamos viviendo en medio de un gran experimento de ser gobernados por una celebridad sin experiencia previa, así que todo puede cambiar en este punto. Podría decirse que la presidencia de Trump ha despertado un compromiso cívico a lo largo del país, mucha gente está prestando más atención, está protestando. Así que es posible que los votantes puedan tener una reacción negativa ante la posibilidad de una contienda electoral entre dos celebridades. Pero, al final del día, para bien o para mal, la política y la cultura popular están estrechamente relacionadas. Las celebridades son amadas y seguidas por las personas; que estén en ambos bandos pude terminar convirtiéndose en una nueva normalidad", reflexionó.

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