En el bar del que es flamante habitué, O.J. Simpson siempre pide lo mismo: un martini hecho con vodka Kettle One, tres aceitunas, muy frío. Lleva un dispositivo para medirse el alcohol en sangre: no puede pasar de un límite exacto a riesgo de volver a la cárcel de Lovelock, al norte de Nevada, de donde salió en libertad condicional luego de pasar nueve años por 12 cargos, robo a mano armada el más grave.
El bar se llama Grape Street Café y queda en el centro de Summerlin, un barrio creado por la Corporación Howard Hughes al oeste de Las Vegas. A los vecinos les disgustó que Simpson se instalara en una casa de 5.000 pies cuadrados (casi 500 metros cuadrados) de USD 1,8 millones de dólares, que le prestó James Barnett, amigo de la ex estrella de la NFL, ex actor, ex sospechoso del asesinato de su mujer, Nicole Brown Simpson, y el amigo de ella, Ron Goldman.
Al verlo entrar, su figura enorme —escribió Mark Seal en Vanity Fair— recuerda al doble homicidio, la huida en vivo por televisión en una camioneta blanca, el juicio penal del que salió exonerado, el juicio civil del que salió culpable, su libro If I Did It (Si lo hice) por el cual recibió en una empresa fantasma USD 750.000 de adelanto y el giro surrealista de su detención por asaltar armado a dos coleccionistas de memorabilia de él mismo.
Y sin embargo, en Grape Street Café, "lo saludan como un héroe conquistador", describió Seal. "A veces le lleva 10 minutos avanzar hasta su mesa, tan desesperados están sus fans por un apretón de manos, un abrazo o una selfie".
Cuando la recepcionista le informa que su lugar favorito —una mesa alta para seis— está ocupada, le sonríe y le dice que no se preocupe, que volverá más tarde.
Barnett le ha prestado la casa porque está convencido de que su amigo es inocente de los homicidios y que la justicia lo trató mal en lo que respecta al robo. Como el mismo Simpson explicó a Los Angeles Times: "No se trató de alguien que va a robar las drogas de otro, ni cosa por el estilo. Es alguien que trató de recuperar sus pertenencias personales".
Para recibirlo Barnett organizó una fiesta de bienvenida. Su hija Arnelle le enseñó a usar un iPhone nuevo. "No creo que sepa cuáles son sus planes", dijo F. Lee Bailey, el abogado que lo defendió en el caso de los homicidios, a Vanity Fair. "El sistema de justicia de los Estados Unidos lo jodió dos veces. Pero nunca vi a un hombre que pudiera aguantar mejor un golpe".
El ex vendedor de memorabilia del atleta recibió ya una oferta de USD 2.000 para que firme un casco, pero se negó a reconocer si había vuelto a hacer negocios con el hombre que hace nueve años le apuntó con un arma y le preguntó si realmente creía que le podía robar sus cosas.
"Todo el mundo habla de reality shows", dijo a Seal el actual abogado de Simpson, Malcolm LaVergne. "Nos llueven los llamados con gente que dice 'Tenemos un contrato de USD 50 millones para Simpson' o 'Somos una agencia y queremos hacerle a él una propuesta de negocios'. Pero los ignora. Es un hombre mayor, está respirando de nuevo, aprendiendo a exhalar luego de haber pasado una década en la cárcel".
Hay otra razón para que los ignore, señaló el autor del texto. Simpson cuenta con una pensión de USD 25.000 mensuales de la NFL, que no se le puede expropiar, pero a menos que encuentre el camino legal para hacerlo todo el resto sus ingresos serán retenidos para pagarle a los Goldman un resarcimiento por la pérdida de su hijo.
"O.J. es una basura sociópata y narcisista", dijo Fred Goldman a la revista estadounidense. "Donde sea que el asesino oculte sus bienes, lo descubriremos y se los quitaremos".
Aunque había sido exonerado de los asesinatos en la justicia federal, Simpson resultó responsable en la justicia civil, que le ordenó el pago de una indemnización de USD 33,5 millones a las familias Brown y Goldman.
Según LaVergne, su cliente le dijo en persona al padre del asesinado que si tenía que trabajar para pagarle, simplemente no iba a trabajar. Entonces Goldman contrató al abogado David Cook, famoso por "ser voraz", según lo describió.
Le retuvieron derechos residuales de las películas ¿Y dónde está el policía? (The Naked Gun) e Infierno en la torre (The Towering Inferno); sus implementos de golf (los que usa ahora, son prestados), un Rolex que resultó ser de imitación y cualquier forma de ingreso derivada de su nombre, como camisetas. "Cook escuchó que la primera entrevista de O.J. luego de la cárcel podría valer USD 2 millones, pero también ese dinero le llegaría acompañado por una orden judicial de expropiación de Goldman", escribió Seal.
Cook le aseguró al periodista: "Vamos a rastrear la corriente de ingresos, aunque sea offshore".
Entre los homicidios y el robo, Simpson debió cobrar en efectivo sus apariciones artísticas en un tour por 35 ciudades, recordó su ex manager Norman Pardo. Su libro If I Did It fue un ejemplo de lo que sucedía con un contrato: la editorial debió ceder los derechos a la familia Goldman (para lo cual se destruyeron 400.000 ejemplares y se echó a la directora del sello que lo había publicado) y los padres del asesinado lo relanzaron con el título I Did It: Confessions of the Killer (Lo hice: Confesiones de un asesino), con el condicional If (Si) en tipografía pequeña.
"Básicamente, he vivido una vida sin conflictos", dijo Simpson a la Junta de Libertad Condicional de Nevada que aprobó su salida de la cárcel a mediados de 2017. Como hubo una cantidad enorme de solicitudes de entrevistas, las autoridades del penal decidieron que la salida del ex atleta sería en secreto.
Simpson bromeó al salir: "Estoy buscando los drones". Pero esa vez no lo siguieron las cámaras.
Se detuvo en un McDonald's a comer dos combos.
Desde entonces vive en el lujo prestado y con mucha seguridad, dijo LaVergne a Vanity Fair: "Hay gente como los Goldman que dicen 'Trátenlo como un paria', y eso requiere precauciones".
El ex manager Pardo dijo que recibió una oferta de un individuo que quiere pagar la indemnización millonaria pendiente y hacer que Simpson vuelva a trabajar. El amigo Tom Scotto tiene casi arreglada la primera entrevista, si los problemas se resuelven: "Cuando O.J. quiera hablar, haremos un acuerdo", dijo a Seal, sin más detalles.
LEA MÁS: