La radiación que producen los teléfonos celulares, las redes inalámbricas y los tendidos eléctricos, que es cada vez más común, presenta riesgos particulares para las embarazadas. Una investigación reveló que aquellas más expuestas a este tipo de radiación sufrían abortos espontáneos casi tres veces más que el promedio.
El estudio, realizado en San Francisco y Oakland por Keiser Permanente, entregó a las 913 participantes un dispositivo EMDEX Lite, que mide los campos electromagnéticos que crean esas radiaciones. Le pidió que lo tuvieran consigo durante 24 horas y que llevaran un diario de las actividades que desarrollaban ese día.
Para las entrevistas se seleccionó a 453 mujeres que habían tenido lo que De-Kun Li, autor principal del trabajo, consideró "una exposición típica", es decir aquella del trabajo normal y las actividades recreativas comunes.
Entre las mujeres que registraron menor exposición a la radiación, la tasa de abortos espontáneos fue de 10,4%, que se ubica dentro del promedio habitual (10% a 15% de los embarazos). En cambio, el 24,2% de las demás sufrió abortos espontáneos. En el caso de las más expuestas, el peligro se multiplicaba por 2,72.
"Los campos electromagnéticos son muy controvertidos desde la perspectiva de la salud pública, porque todo el mundo está expuesto", dijo Li al periódico San Francisco Chronicle. "Si causan algún efecto en la salud, el impacto potencial es enorme".
Aunque el estudio no distinguió las distintas fuentes de radiaciones —el teléfono o el secador de pelo; el transformador eléctrico o la computadora por ejemplo—, confirmó lo que otros antecedentes demostraron sobre la influencia negativa de las radiaciones en la vida cotidiana y sumó razones a las iniciativas de gobiernos locales y estatales para que los dispositivos indicen su riesgo potencial, algo que los fabricantes de celulares han resistido por falta de pruebas.
"Este estudio aporta evidencia, surgida de un grupo de personas, de que la radiación no-ionizante podría tener efectos adversos en la salud humana", dijo Li. "Esperamos que estos resultados estimulen estudios adicionales, que tanta falta hacen".
A diferencia de los riesgos que presenta la exposición a la radiación ionizante (cáncer, daño genético, síndrome de irradiación aguda), se sabe poco sobre los de la radiación no-ionizante, aquella que se produce cuando los aparatos eléctricos están en uso por el fluir de la energía. La producen los electrodomésticos, los tendidos de electricidad, los transformadores, los dispositivos y las redes inalámbricas.
Un mérito particular del estudio es que midió algo que sucede en poco tiempo, ya que la mayoría de los trabajos sobre campos magnéticos se ocupan del cáncer, y pueden pasar muchos años entre el momento de la exposición y el desarrollo de la enfermedad. Li y sus colegas pudieron descartar otros factores, como el origen étnico o la educación de las mujeres: la cantidad de abortos espontáneos no varió, por esas u otras diferencias, entre las más expuestas a las radiaciones.
Li señaló que los consumidores pueden tomar medidas de precaución sencillas, como distanciarse de sus dispositivos. "No tiene que ser algo drástico", dijo. Con dejar el celular a un par de metros de distancia, se puede reducir enormemente la exposición a su campo electromagnético.
A la vez que se difundía este estudio, el Departamento de Salud de California, actualizó las guías para los usuarios de telefonía móvil. "Aunque la ciencia todavía investiga, existe preocupación entre los profesionales de la salud pública sobre la exposición intensa a la energía que emiten los celulares", según el comunicado. "Pasos sencillos, como no guardar el celular en el bolsillo y alejarlo de la cama al dormir, pueden ayudar a reducir la exposición tanto en niños como en adultos".
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