Un revelación inesperada del Secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, sobre los detalles del operaciones militares de su país en caso de una guerra con Corea del Norte, ha mostrado un cambio en la postura de China con respecto a la crisis en la península.
En una conferencia de prensa en Washington, Tillerson dijo que altos funcionarios estadounidenses le habían dicho a sus pares chinos que si Estados Unidos se veía forzado a invadir Corea del Norte no se quedarían luego cruzados de brazos.
"Lo más importante para nosotros sería buscar y asegurar las armas nucleares que han desarrollado", dijo, de acuerdo a la agencia AFP. "Ya hemos conversado con los chinos sobre cómo lograr esto", agregó.
"Hemos asegurado a los chinos que nos retiraremos luego al sur del paralelo 38, cuando las condiciones lo permitan", explicó, en referencia la línea simbólica que divide a Corea del Norte y Corea del Sur.
El secretario de Estado también negó que su país estuviera apurado por unificar la península luego de la caída de Kim Jong-un.
El comentario fue interpretado como un intento de calmar a China asegurando que Estados Unidos no tiene planes de ocupar Corea del Norte tras un posible colapso del régimen de Kim Jong-un, sea por cuestiones internas o por un ataque externo, y que de ocurrir estaría preparado para ceder el país a la influencia de China.
Durante años Beijing, el último aliado y benefactor de Pyongyang, ha visto al hermético régimen como una zona de contención que separa a su territorio de las 28.500 tropas de Washington apostadas en el sur de la península.
De esta manera, a pesar de que ve los ensayos nucleares y de misiles de Corea del Norte como una amenaza tanto como el resto de la comunidad internacional, el gobierno de Xi Jinping ha sido reacio a aumentar las presiones para que el régimen caiga.
Pero esto parece estar cambiando, y, según Tillerson, los chinos "ya están tomando acciones preparatorias" para un flujo masivo de norcoreanos a su territorio en caso de una guerra.
Al momento no hubo un comunicado oficial del gobierno chino que corrobore los dichos del secretario de Estado, pero un presunto documento de la compañía estatal de comunicaciones China Mobile circuló a principios de diciembre en las redes sociales mostrando los sitios en la frontera con Corea del Norte que fueron designados como posibles campos de refugiados.
La reunión de Tillerson y el secretario de Defensa James Mattis con la delegación china habría tenido lugar en Washington a finales de noviembre, según reportó la AFP.
Al respecto la agencia estatal china Xinhua había confirmado el 30 de noviembre una reunión de este tipo para "avanzar en cooperación, manejo de crisis y comunicación", sin ofrecer detalles.
La revelación casual de Tillerson marca un giro importante en la postura de China, que durante años se negó a discutir con Estados Unidos el posible colapso de Corea del Norte.
Por parte de Estados Unidos, la intención de encarar estos diálogos tiene por objeto evitar un posible choque entre sus tropas y las de China, que seguramente también cruzarían la frontera en caso de un colapso del régimen.
En especial las tropas especiales de Estados Unidos han estado preparándose para el operativo de búsqueda de las armas nucleares desde hace años, según reportó el New York Times.
Las estimaciones en cuanto al número de estas armas varían entre las 15 y 50, la mayoría de las cuales estarían escondidas por el régimen.
Según Bonnie Glaser, analista del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos basado en Washington, la negativa de Beijing estuvo siempre basada en el miedo de que estas discusiones se hicieran públicas y derivaran en un deterioro de las relaciones con Pyongyang al punto tornarse hostiles.
Por lo tanto es difícil medir las consecuencias de la revelación de Tillerson, que precisamente confirmaría los miedos de Beijing.
Cuando al portavoz del ministro de Exteriores de China se le preguntó por estas cuestiones, se limitó a contestar que "deberán preguntarle al ministro sobre sus propias intenciones".
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