La casa era un desastre. Los recientes inquilinos, que abandonaron la propiedad, tenían costumbres bastante desagradables. Eran sucios y desordenados. Y los dueños, cuando la vivienda quedó vacía y a su disposición, debieron contratar a una empresa para que limpiara en profundidad.
La propiedad está emplazada en la manzana 2100 de la South 12th Street West, en Missoula, Montana. Pero en su interior, oculto en un cobertizo, escondía un secreto macabro que perduró durante años sin que nadie supiera nada al respecto. Una caja abierta por los empleados de limpieza tenía en su interior huesos y dientes humanos. Horrorizados, se comunicaron con los dueños y la Policía.
El Laboratorio del Crimen del Estado de Montana analizó los restos y confirmó que eran humanos. Pero no de adultos: pertenecían a tres niños de entre 2 y 4 años, 5 y 8 años y 6 y 10 años. Y no eran "arqueológicos". Eran relativamente "nuevos", según estimaron los expertos antropólogos de la Universidad de Montana que fueron contratados para sus exámenes.
A pesar de las evidencias de que pertenecían a seres humanos -y a menores-, la policía local admitió que no tenían pruebas que los conectara con algo. "La cosa es que hay niños perdidos por todo el mundo. Y la cosa es que no sabemos si este caso es aislado de la ciudad de Missoula", indicó la vocera policial Travis Welsh a la cadena KPAX.
Pero cuando la noticia trascendió las fronteras de Montana, en Morenci, un pequeño pueblo de Michigan a 2900 kilómetros de distancia, alzaron la voz. Hace siete años, tres hermanos -Andrew, Alex y Tanner Skelton– fueron reportados desaparecidos. Y nunca aparecieron. Nunca se supo qué ocurrió con ellos. Al conocer la información, ambas fuerzas de seguridad comenzaron a trabajar en conjunto para establecer si hay una conexión entre los huesos y los hermanos Skelton.
La madre de los pequeños, Tanya Zuvers, está esperanzada en conocer la verdad, aunque sabe que deberá esperar y que cualquier cosa que le informen será dura de digerir internamente. "Estos datos fueron presentados a nuestra familia en las últimas horas. Estamos procesándola y estamos esperanzados en tener respuestas pronto. Agradecemos todos sus deseos y oraciones", fue la publicación que escribió en Facebook.
Pero la historia es más compleja de lo que parecía. Durante su divorcio con el padre de sus hijos, John Skelton, las cosas resultaron brutales. A pesar de que la mujer contaba con la custodia completa de Andrew, Alex y Tanner, el Día de Acción de Gracias de 2010 les permitió que estuvieran con su padre. Pero al día siguiente, Skelton no devolvió a los niños. Zuvers nunca más los vería.
El padre fue detenido de inmediato e interrogado por la Policía de Morenci. Pero las explicaciones que dio fueron ridículas y enardecieron a las autoridades. Relató que había dado en custodia a sus tres hijos a una organización que los protegiera de su madre. Les recordó a los oficiales que en 1998 Zuvers había sido condenada por tener sexo con un menor de 14 años. Y dijo que ahora la historia se estaba repitiendo con sus hijos. Sin embargo, no informó a qué institución los había dado en adopción.
Fue acusado de encarcelamiento ilegal y de secuestro parental, aunque este segundo cargo luego caería. En el momento de su condena, la jueza Margaret Noe le dijo a Skelton que nunca quiso devolver a los niños pese a sus órdenes. "Sus explicaciones fueron ridículas, aunque más tristes que otra cosa", señaló la magistrado antes de sentenciarlo a una prisión de entre 10 y 15 años. Permanece en una celda en el Correccional de Bellamy Creek, en Ionia, Michigan.
Pero la Policía de Morenci cree que algo más sucedió con los pequeños. Sospecha que el padre los asesinó y que ocultó sus cuerpos. Sin embargo, falta determinar muchos puntos: ¿los huesos pertenecen a los niños? ¿qué papel tenían los antiguos inquilinos? ¿el padre los mató o entregó a los niños en custodia a otra familia que luego los asesinó? Algunas de cuyas preguntas podrán conocerse en los próximos días. Otras, permanecerán bajo un manto de misterio por siempre.
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