Una pareja de mexicanos volvía a su apartamento de Queens, en una zona residencial, luego de hacer unas compras. No sospechaban que la policía los seguía para dar con su paradero. Los agentes antinarcóticos consiguieron una orden judicial y hallaron en la vivienda un cargamento que superó todas sus expectativas: 63 kilos de fentanilo puro, capaz de matar a 32 millones de personas.
Para la DEA, los recientes arrestos y operativos confirman las sospechas de un nuevo patrón del Cártel de Sinaloa: buscan establecer en Nueva York su principal centro de distribución en el noreste estadounidense. Allí, operan con una sofisticación casi corporativa, con perfil bajo y con equipos de ventas que pueden desaparecer en cuanto lo necesiten.
Solo este año, las autoridades han incautado más de 150 kilos de fentanilo puro en Nueva York, 10 veces más de lo que recolectaron en el 2016. La sustancia sintética y altamente peligrosa es 50 veces más poderosa que la heroína.
"Los cárteles entendieron que el fentanilo es mucho más rentable que la heroína", explicó James Hunt, jefe de la división de Nueva York de la DEA, al Washington Post. Es una decisión calculada de negocios.
Este producto no necesita de la plantación de amapolas en remotos valles: puede obtenerse en laboratorios con químicos relativamente baratos. Y por su potencia, puede ser diluida en otros agentes para su consumo.
Los cálculos de la DEA apuntan al Cártel de Sinaloa como responsable del 80% del fentanilo incautado en Nueva York, mientras su ex líder, "El Chapo" Guzmán, espera por su juicio en una prisión de Manhattan. Es posible que su defensa esté siendo financiada con las rentas de este opiáceo.
Los crimnales mexicanos, sin embargo, no suelen dedicarse a la venta callejera. Les importa más el comercio "mayorista", que luego queda en manos de traficantes dominicanos, para después ser distribuida en zonas como New England, Pensilvania y Baltimore, ciudades donde la crisis de opiáceos está en notorio aumento.
El Bronx y el norte de Manhattan son los puntos preferidos por los narcos, debido a su cercanía a puentes y autopistas. Optan por puntos que no estén relacionados a la delincuencia, para mantener el bajo perfil, e incluso se han realizado operativos en lujosos departamentos frente al Central Park.
"Son inteligentes. Saben que si matan gente, llamarán la atención", apunta Jimmy Arroyo, especialista de la DEA. Por ello, los miembros del cártel no suelen estar armados ni participan en operaciones callejeras.
Sin embargo, sí están preocupados por las muertes de sobredosis. Las mismas hicieron que Donald Trump declare como emergencia la crisis de opiáceos. Por ello, en los últimos meses están enviando la mercancía con su pureza ya rebajada.
"Fuego" es el nombre callejero de la heroína mezclada con fentanilo. Aunque ya tiene varios años en las calles estadounidenses, su presencia es cada vez más frecuente. El efecto de corta duración hace que se necesite más dosis para evitar el síndrome de abstinencia.
"Si los cárteles no hacen nada y solo venden fentanilo, matarán a sus clientes. Desde una perspectiva de negocios, es bueno vender una mercancía pequeña, pero si la recibe una persona que no sabe cómo diluirla, matará a mucha gente y llamará la atención", explicó Bridget Brennan, fiscal antidrogas de Nueva York.
Por ahora, la DEA no cree que el Cártel de Sinaloa se instale en Nueva York para encargarse de la distribución. Sin embargo, su presencia fantasmal también es preocupante: los traficantes llegan, se contactan con los agentes locales con mensajería encriptada desde hoteles en los que se registran como empresarios o turistas y se retiran a los pocos días. Rara vez son arrestados, pero su cargamento fue entregado en dosis altamente letales.
(Con información del Washington Post)
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