"Hay una persona perturbada alterando a los transeúntes", le dijeron al oficial Ryan Nash por la radio. Era un típico operativo de rutina, sin mayores complicaciones.
Sin embargo, cuando estaba a mitad de camino, cerca del cruce de las calles Chamber y West, en Manhattan, se encontró con algo que no esperaba. Vio a un hombre fuera de sí bajarse de una camioneta chocada, portando lo que parecían ser dos armas de fuego (una resultó ser de pintura y la otra de perdigones).
Sayfullo Saipov, un uzbeko de 29 años, acababa de protagonizar una carrera atroz por una ciclovía, arrollando a peatones y ciclistas. Ya había matado a ocho personas, entre ellas, cinco ciudadanos argentinos, cuando chocó con un autobús escolar.
Sin tener claro lo que había hecho, pero percibiendo que ese hombre era una amenaza, Nash se dio cuenta de que tenía que detenerlo. Entonces empezó a correr detrás de él.
Cuando el terrorista se percató, trató de resistirse, pero el policía sacó su pistola y le disparó en el abdomen. Luego lo redujo hasta la llegada de refuerzos. Gracias a él, Saipov no pudo agregar más víctimas a su matanza.
Nash debió ser trasladado al Hospital Bellevue, donde lo trataron por un fuerte zumbido que tenía en los oídos. Le dieron el alta algunas horas más tarde.
El agente, que vive en Long Island, tiene cinco años de experiencia, en los que realizó más de 50 arrestos. El de este martes fue distinto a todos los demás.
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