Aunque se estima que por un tiempo largo los huracanes no harán escala en Nueva York, en 2300 el nivel del mar habrá aumentado tanto —13 metros por encima de donde se halla actualmente— que la marejada ciclónica de cualquier tormenta llegaría a olas de 15 metros de altura, lo cual sumergiría la ciudad.
Si la emisión de los gases que causan el efecto invernadero continúa como hasta ahora, "el aumento del nivel del mar es en sí un peligro muy grande, antes de pensar siquiera en los ciclones tropicales", advirtió a New Scientist Andra Garner, especialista del Departamento de Ciencias Marinas y de las Costas de la Universidad de Rutgers.
"La cifra aterradora no es un pronóstico", desarrolló el artículo. Se trata de un estudio sobre la amenaza en aumento de ciclones tropicales e inundación costera en Nueva York, en el cual Garner y colegas analizaron datos históricos y los proyectaron para hallar que cada 500 años habrá marejadas ciclónicas de 15 metros, excepto que las emisiones se corten "de manera significativa", y entonces el riesgo se convertiría en olas de 5 metros una vez cada medio siglo.
Los modelos de clima predijeron, además, que las inundaciones de 2,3 metros o más, que ocurrían en promedio una vez cada 500 años antes del siglo XIX y comenzaron a ocurrir cada 25 años desde 1970 a 2005, sucederían cada cinco años entre 2030 y 2045.
"En un clima cambiante, la inundación futura en la costa atlántica de los Estados Unidos dependerá tanto de las marejadas ciclónicas que suceden durante los ciclones tropicales como del aumento relativo de los niveles del mar en los cuales suceden esas marejadas", explicaron los investigadores en su trabajo.
A menos que se tomen medidas inmediatas contra el cambio climático, el mar en el área podría subir de manera permanente a finales del siglo XXI, se estima que más de 2 metros. Eso, advirtieron Gardner y sus colegas, si no tienen razón los expertos en glaciares que dicen que la velocidad de deshielo antártico será mucho más rápida que lo que se teme.
El estudio se concentró sólo en huracanes, no en tormentas extra-tropicales como Sandy, que ya no era un huracán cuando su marejada ciclónica de 2,8 metros inundó Nueva York en 2012.
La única parte positiva del estudio, que la probabilidad de que los huracanes se alejen de la ubicación de la ciudad, encontró una mirada pesimista que la contradijera, según New Scientist: "El meteorólogo Jeff Masters, de Weather Underground, piensa que la parte de la buena noticia podría estar equivocada. Al menos una investigación ha concluido que el cambio climático hará que los huracanes tiendan más a ir en dirección noreste".
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