Recuerdo como si fuera ayer mi primer vuelo en un Boeing 747. Poco me importaba conocer a Mickey Mouse, disfrutar de las playas de Miami o tener mi primer contacto con la sociedad de consumo por antonomasia que representaba aquel Estados Unidos de fines de los ochentas. Yo sólo quería subirme a un "jumbo jet".
Volar por primera vez en avión con alrededor de seis años no sería una experiencia más, y a pesar de no poder presumir de una buena memoria, puedo rescatar ciertos flashes de aquella inolvidable aventura en familia a bordo de un imponente ejemplar de "La Reina de los Cielos" perteneciente a la hoy desaparecida Pan Am.
La fuerza de sus cuatro motores desplegando todo su poderío sobre la pista del aeropuerto Ezeiza de mi Argentina natal dejaría una impresión difícil de borrar, probablemente imposible de igualar por aeronaves más modernas en las que luego tendría oportunidad de volar como el Airbus A380 o Boeing 777, que parecen despegarse del suelo sin esfuerzo alguno.
El 9 de febrero de 1969 dista de ser una fecha que muchos recuerden por su significado histórico, pero sin dudas marcó el inicio de una nueva era para la industria aerocomercial. Fue ese día el que un Boeing 747-100 surcó los cielos por primera vez, maravillando a todo el mundo con su fuselaje ancho que permitía presumir de un doble pasillo interno y sobre todo aumentar considerablemente el número de pasajeros que una nave podía transportar.
Tras casi medio siglo en operación, no hubo nada que se le acercara en éxito comercial al 747 en décadas. Hasta la fecha, su fabricante lleva vendidas más de 1.500 unidades a aerolíneas de todo el mundo y desde su primer vuelo comercial el 21 de enero de 1970 bajo la bandera de Pan Am, el avión ha dominado el mercado de las naves de fuselaje ancho convertido en el modelo de su tipo más popular a la fecha.
Pero los tiempos cambian y en un contexto donde las preocupaciones por el medio ambiente y nuevas regulaciones sobre el consumo de combustible y emisiones son infinitamente más estrictas que cuando el 747 comenzó a operar, la mayoría de las aerolíneas demandan hoy aeronaves medianas de dos motores que representen un menor costo operativo y se adapten de mejor manera al modelo de negocios vigente.
En la actualidad el único modelo que le hace sombra al 747 es el Airbus A380, de diseño menos agraciado y significativamente menos exitoso a nivel comercial – independientemente de su relativa corta edad – con la mayoría de la demanda proveniente de los carriers de Medio Oriente como Emirates, Etihad y Qatar.
Con variantes como el 787 Dreamliner que representan lo último en avances tecnológicos para el fabricante estadounidense, el nicho para el gigante del aire original se ve cada vez más reducido. La división comercial de Boeing anunció el año pasado que para septiembre de 2016, la fabricación se reduciría a sólo una unidad del 747 cada dos meses.
El fabricante de aeronaves número uno del mundo asegura que la caída en la producción no significa la muerte definitiva de la aeronave más querida por los pilotos comerciales. Según reportes de The New York Times, distintas aerolíneas han recibido versiones de pasajeros de la última variante 747-8 hace sólo unos meses, mientras que los modelos de carga continúan gozando de relativa popularidad por su confiabilidad.
United Airlines se encuentra preparando la despedida final del 747 con un "vuelo retro" para noviembre de 2017 que se agotó a menos de dos horas de haberse puesto a la venta y honrará el inaugural que tuvo lugar en 1970 de San Francisco a Honolulu. El pasado 9 de octubre más de 16.000 empleados de la firma se hicieron presentes para una primera despedida, en familia y con un tono emotivo, en un evento en el que miembros de distintas tripulaciones y personal de mantenimiento esperaron su turno para una última recorrida a bordo.
El "jumbo jet" con su distintiva joroba y una silueta inconfundible, fue distinguido por el arquitecto británico Norman Foster como su "construcción favorita" del siglo XX y es al día de hoy la aeronave más reconocida del mundo, en un contexto donde cuesta cada vez más distinguir a un Boeing de un Airbus o de los flamantes Comac chinos.
El 747 será recordado por siempre como el "ave" que permitió que millones de personas que antes sólo podían soñar con recorrer el mundo, pudiesen subirse por primera vez a un avión. Independientemente de su tiempo en servicio y de los nuevos avances tecnológicos que lo conviertan en una pieza de museo, seguramente será recordado como uno de los actores protagónicos de la historia de la industria aerocomercial.