Un hombre que pasó décadas preparándose para sobrevivir a una guerra nuclear donó toda la comida que llevaba acumulada en su refugio para ayudar a las familias afectadas en Puerto Rico por el huracán María.
Joseph Badame comenzó a construir su búnker y acumular víveres junto a su esposa en la década de 1970, pero tras perder a su compañera por una enfermedad y ante el remate de su casa por parte del banco, decidió entregar todos sus alimentos a una pareja que vende comida en un foodtruck para recolectar fondos para las víctimas del fenómeno climático.
Badame, de 74 años, comenzó con una donación de 100 dólares, pero luego invitó a los a los activistas a su casa para que vieran la comida acumulada.
"No puedo poner en palabras cuánto había ahí. Era suficiente para alimentar un pueblo entero", dijo Victoria Martínez Barber, de 30 años, al Washington Post.
En total había allí 80 barriles de comida, cada uno de los cuales puede mantener a 84 personas durante cuatro meses, es decir unas 6.720 personas. Entre los alimentos en cada paquete había frijoles secos, arroz, harina, azúcar, mezcla para pan y más, que a pesar de estar envasados corrían el riesgo de echarse a perder.
"Lo he perdido todo. Mi mujer, mi casa, todo. Lo último que iba a hacer es perder también la comida", dijo Badame al portal Nj.com.
Joseph y Phyliss Badame comenzaron a prepararse para un holocausto nuclear en la década de 1970. Equiparon el sótano de su casa en Medford, Nueva Jersey, con cocinas, baños, un refugio antibomba y un biblioteca de libros sobre supervivencia. Según sus propias estimaciones, gastaron cerca de un millón de dólares en el proyecto con el cual esperaban ayudar también a otras personas cuando llegara el apocalipsis.
Pero la construcción y mejora del búnker entró en problemas cuando Phyliss sufrió un derrame cerebral en 2005 que la dejó paralizada. Joseph tuvo que renunciar a su trabajo y tomar una hipoteca de medio millón de dólares para poder cuidar de sus esposa.
Cuando Phyliss falleció en 2013, ya no tenía dinero y el banco procedió este año a rematar su casa.
Fue en el mismo remate cuando Badame conoció a Martínez Barber y su esposo, Anthony Barber, y su causa de ayuda a las familias golpeadas por el huracán en Puerto Rico le dio un nuevo sentido a su vida.
"Phyliss y yo preparamos todo esto para un grupo de personas y resulta que va a servir para ayudar a otro grupo de personas. Es maravilloso", concluyó.
Con información de AP
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