Sonny Morgan se fue a dormir después de una cena de negocios y de mirar un partido de fútbol americano. A una cuadra se desarrollaba la última noche de un festival de música country con 22 mil personas, pero en la altura del piso 32 del hotel Mandalay Bay, no tuvo problemas para conciliar el sueño. Minutos después, fue despertado por el sonido de una ráfaga de disparos a solo unos metros de su habitación.
"Pensé que podían ser fuegos artificiales. Y no paraban, no paraban. Llamé a la recepción, les dije que estaba escuchando cosas y podía oler la pólvora", relató Morgan, residente de Georgia, en declaraciones a la cadena 11alive. Los empleados del hotel le dijeron que estaban al tanto de la situación y le pidieron que mantuviera la calma. Y algo más: que formara una barricada con los muebles para protegerse.
Los minutos pasaban y la locura asesina continuaba. Finalmente, las ráfagas se detuvieron. "En ese punto, supongo que el tipo se suicidó y (los policías) decidieron entrar a la habitación. Escuché una gran explosión y, honestamente, en ese momento pensé que era un ataque terrorista. Ya sabes, alguien queriendo volar el hotel", contó. Temiendo lo peor, su primera reacción fue llamar a su esposa para decirle, una vez más, lo mucho que la amaba.
Luego, volvió a escuchar el movimiento en los pasillos, pero en dirección a su habitación. "Estaban abriendo las puertas muy agresivamente. Entró un equipo de seis o siete miembros SWAT y se aseguraron que no sea, ya sabes, una mala persona. Nos dijeron que salgamos y corramos tan rápido como podamos".
En esa instancia, Morgan todavía no estaba al tanto de la tragedia ocurrida 32 pisos más abajo: más de 50 personas habían sido asesinadas y cientos resultaron heridas. "No sabía que habían disparado a la multitud. No sabíamos la magnitud del hecho", explicó.
Luego se enteró de la masacre, pero considera que todavía no ha tomado conciencia de la dimensión del hecho: "Creo que todavía no me impactó. Es raro porque estuve viendo las noticias y escucho exactamente los mismos sonidos que oí en la noche. Eso te pone en perspectiva de lo que estaba pasando"
Morgan todavía está en la ciudad y el hotel lo acomodó en una nueva habitación que, si bien está en otro piso, ahora tiene una vista perturbadora. "Es muy similar a la perspectiva que tuvo el tipo. Y es un caos. Puedo ver exactamente donde estaban los muchachos. Puedo ver ventanas rotas. Es muy raro".
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