Tres oficiales de la Policía del condado de Caldwell acudieron a la casa una noche de enero de 2015. Un adolescente había llamado para decir que su padre estaba ebrio y lo amenazaba con un arma.
No está claro qué fue lo que pasó realmente, si Lawrence Faulkenberry estaba efectivamente beodo y armado o si fue todo un invento de su hijo. Sí se sabe lo que pasó después.
Cuando llegaron los agentes, Faulkenberry los esperaba con los brazos en alto. No tenía ninguna intención de resistirse. Sin embargo, los policías lo tiraron al suelo con una patada y lo esposaron violentamente.
Lo aprehendieron por agredir a un servidor público, resistirse a la autoridad y por asalto agravado con arma de fuego. Lo salvó el video registrado por su propia cámara de seguridad.
Las imágenes no dejan lugar a dudas. Faulkenberry jamás se resistió y los oficiales no encontraron ninguna pistola, ni en su cuerpo ni en la casa. Por eso inició una demanda en su contra.
Un jurado federal de Texas condenó esta semana al Departamento de Policía del condado a pagarle 1,3 millones de dólares por arrestarlo injustificadamente y 350 mil dólares por los daños causados cuando lo tiraron al suelo para esposarlo.
"Nuestro cliente se siente vindicado", sentenció su abogado, Karl Seelbach, al salir de la audiencia.
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