Las armas láser desarrolladas por el ejército de los Estados Unidos parecen aun salidas de una película de ciencia ficción, y los diferentes ensayos captan la atención en todo el mundo, tal como el conducido el mes pasado en Nuevo México con un dispositivo montado en un helicóptero de ataque.
Pero en el tenso Golfo Pérsico, un barco de guerra de la marina estadounidense, el USS Ponce, ya opera discretamente desde 2014 una de estas armas diseñadas, entre otras cosas, para derribar drones.
Se trata del sistema de Armas Láser AN/SEQ-3, conocido como LaWS, que tiene la capacidad de direccionar un rayo infrarrojo de unos 33 kw contra un objetivo, con una precisión y velocidad que dejan obsoletos a los proyectiles convencionales.
"Es más preciso que una bala", dijo el capitán Christopher Wells, comandante del USS Ponce, a la CNN, cadena que pudo asistir a una demostración a bordo del buque. "No es un sistema de nicho como otras armas que tenemos en el Ejército, que solo sirven para atacar un blanco aéreo o uno terrestre. En este caso es un arma muy versátil que se puede usar contra una variedad de objetivos", explicó.
Debido a que el rayo se mueve a la velocidad de la luz, es decir, unos 300.000 kilómetros por segundo o 50.000 veces la rapidez de un misil intercontinental, no está afectado por elementos que sí deben ser mesurados a la hora de disparar otros proyectiles.
"Envía una cantidad abrumadora de fotones hacia un objeto en movimiento", señaló el oficial a cargo del arma, teniente Cale Hughes. "No nos preocupamos por el viento, ni la distancia, ni nada más. Podemos disparar a los objetivos a la velocidad de la luz", agregó.
En la prueba presenciada por la CNN se lanzó un drone, un tipo de arma usada cada vez más por adversarios de los Estados Unidos como Corea del Norte, China, Rusia y en especial Irán, que desde hace tres décadas los utiliza en la región y el Golfo Pérsico donde opera el USS Ponce.
La marina estadounidense también ha tenido tensos encuentros en estas aguas con lanchas rápidas de la Guardia Revolucionaria Iraní, y el video de las pruebas muestra la capacidad del LaWS de disparar contra estos blancos.
"No tenemos que compensar el movimiento del blanco. Disparamos a la velocidad de la luz, así que es cuestión de apuntar y tirar", explicó Hughes.
El rayo es también invisible y silencioso, lo que lo hace imposible de detectar, y su intensidad puede ser variada para producir golpes no letales, que pueden destruir los circuitos de un vehículo, o destruir por completo su blanco.
Por esta razón y por su precisión, Wells consideró que el arma puede reducir considerablemente los daños colaterales y las muertes de civiles, que están en aumento en zonas calientes, como Afganistán, Siria o Irak.
Otra de las novedades del LaWS, fabricado por la empresa de defensa Kratos, es su relativo bajo costo, en épocas de sistemas de armas cada vez más complejos y caros. Cada láser cuesta unos 40 millones de dólares, requiere de tres operarios y el costo por disparo es de un dólar.
En comparación, cada misil de crucero Tomahawk, una tecnología muchos menos precisa y eficaz, cuesta un millón de dólares. Solo en el ataque de los Estados Unidos a un aeródromo sirio de abril se dispararon 60 de estos misiles.
El LaWS ya pasó la etapa de pruebas y se encuentra operativo, según anunció la marina de los Estados Unidos, aunque todavía no se utilizó en combate. En el futuro se espera que sistemas como este, pero de mayor poder, puedan también destruir misiles balísticos, limitando la amenaza de países como Corea del Norte.
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