Donald Trump, los medios y las "fake news": se agranda la grieta en Estados Unidos

La división entre los que apoyan al gobierno y quienes lo rechazan está en su punto más alto. Ambas partes califican de falsas a las noticias que no son de su agrado y la verdad se vuelve cada vez más relativa

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Manifestantes a favor y en contra de Donald Trump, enfrentados en California
Manifestantes a favor y en contra de Donald Trump, enfrentados en California

Molesto ante los cuestionamientos que recibía de los principales medios por algunas de sus posturas más polémicas, Donald Trump les declaró la guerra durante la campaña electoral. El emblema de ese enfrentamiento es el apelativo fake news (noticias falsas). Comenzó a usarlo para descalificar informaciones puntuales que consideraba incorrectas o tendenciosas, pero terminó sirviéndole para englobar a buena parte de la prensa crítica.

La estrategia del enfrentamiento fue efectiva para blindar a su núcleo duro de seguidores, que ya no dudan al ver o leer una noticia que pone en cuestión alguna de sus ideas. Sencillamente la consideran falsa y parte de una campaña para destruir a su líder. Esa lógica confrontativa comenzó al nivel de la dirigencia política y se vio a lo largo de la campaña, pero luego bajó hacia las bases. La sociedad estadounidense está hoy en una escalada de polarización que abrió una grieta que no se veía desde hacía tiempo.

"La identidad partidaria se ha vuelto crecientemente importante para mucha gente. Es un poco paradójico, porque al mismo tiempo cada vez más gente deja de identificarse con un partido, pero entre aquellos que sí lo hacen, esa identidad se volvió una manera de organizar su visión del mundo. Por eso mucha gente se piensa a sí misma como parte de un grupo o de una tribu, demócratas o republicanos", explicó Drew Margolin, profesor de comunicación de la Universidad Cornell, de Nueva York, consultado por Infobae.

Si bien la disputa entre los pro Trump y los anti Trump se ve en la calle, con masivas movilizaciones cruzadas que a veces terminan en trifulcas, el campo de batalla predilecto son los medios de comunicación. Esta lucha se da en un contexto de descreimiento de la prensa a nivel mundial, y en Estados Unidos en particular.

En promedio, no llegan a ser tres de cada diez personas las que consideran que la información que brindan los medios nacionales es muy fidedigna. Pero el resultado varía mucho según la identificación partidaria, de acuerdo a encuestas realizadas por el Pew Research Center. En 2016 la confianza de los demócratas rondaba el 27%, pero entre los republicanos caía a la mitad, 15 por ciento. Un año después, la brecha se amplió: la credibilidad de la prensa trepó a 34% entre los opositores al gobierno, y cayó a 11% entre los oficialistas.

Pero la grieta no sólo creció de un año para el otro. Cuando se le pregunta a las personas si están de acuerdo con que los medios critiquen a los políticos, hay evidencias de que la división está en su nivel más alto desde la década del 80. En 1985, durante la presidencia de Ronald Reagan (republicano), el 71% de los demócratas estaba de acuerdo, frente al 65% de sus adversarios, una diferencia de apenas seis puntos. La distancia se amplió y se invirtió cuando Bill Clinton (demócrata) llegó a la presidencia (1993—2001). En esta etapa, los republicanos se mantuvieron en el mismo nivel, pero el apoyo de los demócratas al rol crítico del periodismo cayó al 47 por ciento.

Durante el gobierno de George W. Bush (2001—2009), la tendencia volvió a revertirse y la brecha se extendió a 28 puntos, el máximo hasta ese momento. En su nivel mínimo, por debajo de los tres puntos, se mantuvo durante gran parte de la administración de Barack Obama (2009—2017). Las percepciones de demócratas y republicanos evolucionaron de la misma manera: partieron en torno al 58% y crecieron hasta un 74-77% a medida que crecía la impopularidad del gobierno. Pero el quiebre fue brutal desde la asunción de Trump. La necesidad entre los opositores de consumir medios que cuestionen al presidente subió hasta el máximo histórico, 89 por ciento. Por el contrario, entre sus seguidores la proporción se derrumbó hasta su mínimo, 42 por ciento. La distancia entre los dos bandos es de 47 puntos.

"En general la gente tiende a interpretar las críticas hacia su propio grupo como sesgadas e injustas, pero considera justificadas las que van dirigidas hacia los de afuera", dijo Margolin. "Además —continuó—, hay que tener en cuenta que los republicanos están en el poder, así que las críticas están principalmente dirigidas hacia ellos, por eso tienden a verlas como sesgadas. Por otro lado, muchos de los medios son producidos en grandes ciudades, que son enclaves demócratas, y por periodistas que por ende tienden a ser liberales. Esto significa que sus cuestionamientos son percibidos como provenientes de gente de afuera".

Esta tendencia se ve cuando se analiza cómo evolucionó el rechazo hacia la prensa por considerarla tendenciosa. Si bien a lo largo de estos 32 años los republicanos mostraron siempre un mayor escepticismo que los demócratas, la diferencia nunca fue tan grande como ahora. En 2001, primer año de Bush (hijo) en el poder, era de apenas 8 unidades: el rechazo alcanzaba al 62% de los demócratas y al 70% de los republicanos. En este 2017 la distancia se elevó a 34 puntos, luego de que la desconfianza ascendiera al récord de 87% entre los hoy oficialistas, y descendiera a 53% entre los opositores.

¿Noticias falsas?

"Fake news es utilizado de tres maneras bastante distinguibles. Primero, como una expresión de rechazo a las mentiras, distorsiones y contradicciones del presidente. Segundo, es el término con el que Trump califica a las noticias que no le gustan. Tercero, para identificar a las notas que son intencionalmente exageradas o falsas, diseñadas para atraer a la audiencia. El periodismo de tabloide es el caso extremo", contó Theodore L. Glasser, profesor de comunicación en la Universidad de Stanford, California, en diálogo con Infobae.

Resulta muy interesante ver lo que responden los miembros de cada bando cuando se les pregunta "¿por qué algunas personas dicen que hay noticias falsas?". Sólo un 23% de los demócratas sostienen que la causa es que ciertamente crean que la información es falsa, según una encuesta reciente de YouGov. Para el 64% la verdadera razón por la que muchos acusan a los medios de fake news es que no les gusta lo que están informando. En espejo son las respuestas que ofrecen los republicanos: el 64% piensa que dicen eso porque lo que se informa es efectivamente falso, y apenas un 24% sostiene que lo hacen porque están en desacuerdo con el contenido.

Esa brecha, que está en torno a los 40 puntos, sube hasta casi 60 cuando la pregunta es "¿por qué Trump dice que hay noticias falsas?". Solamente el 9% de los demócratas argumentan que dice la verdad, y el 87% afirma que la causa es que no le gusta que se informen esas cosas.  Contrariamente, el 66% de los republicanos le cree al presidente, contra un 23% que coincide con la mayoría de sus rivales.

"Fake news se ha convertido en un término conveniente para defender la propia postura en una discusión —dijo Margolin—. El Presidente lo llevó al centro de la escena en la primera conferencia de prensa que dio, en enero. Pero los medios más acusados de producir noticias falsas ya venían llamando fake news a los medios más importantes. La acusación de noticias falsas es una manera muy efectiva de desafiar y descalificar los hechos que a uno no le convienen. Es una gran herramienta retórica y por eso la gente la usa. Si efectivamente pueden distinguir lo verdadero de lo falso es otra cuestión".

A partir de estas profundas diferencias en la manera de ver las noticias se puede entender bien cómo difieren estos dos grupos en sus opiniones sobre las principales empresas de medios del país. Quienes están con el gobierno tienen una confianza baja en las grandes cadenas nacionales como ABC (55%), NBC (55%), CBS (54%) y la más cuestionada por el presidente, CNN (45%), según un sondeo de Morning Consult. Algo similar ocurre con los periódicos: el 58% le cree a The Wall Street Journal y apenas un 45% a The New York Times, el más duro contra Trump. ¿En qué medio confían los republicanos? El 72% se apoya en Fox News, la única que tiene una línea más cercana al oficialismo.

En cambio, la gran mayoría de los demócratas tiene altos índices de confianza en todos esos medios. Los niveles van desde el 70% de MSNBC, hasta el 80% de ABC y NBC. Claro, muy por debajo queda en su consideración Fox News (49%). Un caso curioso es el de Breitbart News, un sitio de noticias ultraconservador que cobró notoriedad por su apoyo irrestricto a Trump y por la conversión de su jefe, Steve Bannon, en asesor estrella del mandatario, aunque hoy caído en desgracia. Ninguno de los dos bandos confía demasiado en este sitio, pero los republicanos le tienen algo más de estima: 31% contra 22% de sus rivales.

"Parece haber muy poca comprensión de cómo trabaja el periodismo y sobre el rol que juega. Parte del problema es la falta de alfabetización mediática, algo que se debe en parte al fenómeno muy bien documentado de que la prensa está ampliando tanto sus fronteras que ya se hace difícil distinguir lo que es periodismo de lo que no lo es", concluyó Glasser.

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