El elegido por Donald Trump para completar la Corte Suprema, Neil Gorsuch, juramentó este lunes en privado como nuevo magistrado del máximo tribunal, en la primera de las ceremonias para su instalación, que completó este mediodía con un evento público en la Casa Blanca.
En su discurso, el presidente resaltó la carrera de Gorsuch, y calificó el momento de "histórico" y "democrático". Además de felicitar al nuevo miembro del tribunal supremo, señaló: "Cuento con que será justo e imparcial. No dudo de que estará a la altura de las circunstancias".
A su vez, el magistrado prometió ser un "fiel servidor de la Constitución y las leyes" de la nación.
El juez, de 49 años, se mostró durante dos meses inquebrantable ante los desafíos de los demócratas del Senado, no protagonizó ninguna salida de tono y, de hecho, se comprometió a frenar cualquier exceso del presidente Trump.
Para irritación de los opositores, el juez consiguió esquivar las preguntas más difíciles y evitó pronunciarse sobre al aborto, el matrimonio entre las personas del mismo sexo o la financiación de campañas políticas, cuya dinámica cambió en 2010 el Tribunal Supremo al permitir donaciones ilimitadas. Sin embargo, igual no alcanzó los 60 votos necesarios, y el oficialismo debió utilizar la "opción nuclear", para sólo necesitar una mayoría simple en su confirmación.
"El juez Gorsuch tiene excelentes habilidades legales, una mente brillante y una tremenda disciplina", dijo el mandatario en la Casa Blanca el pasado 31 de enero, cuando nominó al juez para el alto tribunal.
El magistrado honró las palabras de Trump y, durante sus audiencias de escrutinio en el Senado, respondió pausadamente a todas las preguntas y no cedió ni un ápice ante los ataques de los legisladores demócratas, que lo acusaron de favorecer a las grandes corporaciones y a dejar de lado a los ciudadanos.
Para mostrar su simpatía por las empresas, los demócratas repitieron una y otra vez el caso de un camionero que en 2009 tuvo que parar su vehículo por un fallo en los frenos y, ante las bajas temperaturas, decidió desobedecer las órdenes de su supervisor y abandonar el camión, que no tenía calefacción y no arrancaba.
El camionero recurrió a su despido por considerarlo improcedente, pero en agosto de 2016, Gorsuch falló en su contra desde el Tribunal de Apelaciones del Décimo Distrito, una instancia inmediatamente inferior al Supremo y en la que ha vestido la toga durante más de diez años. "En mi tiempo en el puesto, siempre he tratado de dar el mismo tratamiento a los ricos y a los pobres", se defendió Gorsuch.
Los demócratas querían ver si Gorsuch tiene voluntad para oponerse a Trump, pues el Tribunal Supremo posiblemente tendrá la última palabra en algunos de los decretos del presidente, como el veto para prohibir temporalmente la entrada a los EEUU de refugiados e inmigrantes, actualmente bloqueado por dos jueces. Lo máximo que pudieron arrancarle los demócratas fue una frase concisa: "Nadie está por encima de la ley, ni siquiera el presidente".
Gorsuch se ha labrado fama de conservador y cuenta con el visto bueno de los poderosos grupos de la derecha cristiana, como Judicial Crisis Network, que recaudó 10 millones de dólares para impulsar su confirmación con anuncios de televisión y acciones publicitarias en iglesias. Estos grupos elogian a Gorsuch porque, en varias ocasiones, ha defendido la libertad religiosa ante las regulaciones del Gobierno.
Uno de los casos que lo catapultó a la fama es el de la compañía de artesanía Hobby Lobby, que demandó al Gobierno para no ser obligada a proporcionar a sus empleados seguros médicos con cobertura de anticonceptivos, como establece la ley sanitaria proclamada en 2010 por el Gobierno de Barack Obama y conocida como Obamacare.
En un fallo de 2013 de la Corte de Apelaciones del Décimo Circuito, Gorsuch consideró que la ley sanitaria obligaba a la compañía Hobby Lobby y a otros grupos religiosos a "violar su fe religiosa al obligarlos a prestar un grado inadmisible de asistencia" que vulneraba sus creencias.
Más allá de su fallo sobre la ley de salud, Gorsuch es conocido por su respaldo a la pena de muerte y a su firme oposición a la eutanasia y al suicidio asistido.
Con el puesto ya en el bolsillo, muchos ven en Gorsuch un reflejo de los principios propugnados por el fallecido juez conservador Antonin Scalia, cuyo puesto ocupará en el Tribunal Supremo.
Tanto Scalia como Gorsuch interpretan la ley conforme a la corriente del "originalismo", una doctrina judicial según la cual la Constitución de los Estados Unidos deben interpretarse como lo harían sus autores del siglo XVIII y no conforme a los cambios de la sociedad actual.
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